¿De dónde viene el término ‘chivo expiatorio’?

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Siempre hay que buscar culpables en esta vida. Ya sea una vaca que causó el Gran Incendio de Chicago de 1871, María Antonieta y sus pasteles o el profesor que no aceptó a Hitler como posible estudiante de pintura, la historia está llena de estas pobres figuras a las que se culpa de grandes fechorías épicas. En otras palabras, como indica Mental Floss, se convirtieron en chivos expiatorios. Pero, ¿qué han hecho las pobres cabras para merecer asociación con estos culpables?

Eso del chivo expiatorio fue acuñado por primera vez por el erudito protestante inglés William Tyndale en su traducción al inglés de 1530 del Pentateuco, según el libro de David Dawson de 2013 que así lo atestigua. Tyndale, que estaba descifrando descripciones hebreas de los rituales de Yom Kippur del Libro de Levítico, contó una ceremonia en la que se seleccionaba por sorteo una cabra de dos disponibles.

Un sumo sacerdote entonces ponía sus manos sobre la cabeza del macho cabrío y debía confesar los pecados de su pueblo, transfiriéndolos así al animal, antes de arrojarlo al desierto

Un sumo sacerdote entonces ponía sus manos sobre la cabeza del macho cabrío y debía confesar los pecados de su pueblo, transfiriéndolos así al animal, antes de arrojarlo al desierto para librar a Israel de sus transgresiones. En cuanto al otro macho cabrío, no corría mejor suerte: sería sacrificado al Señor.

Tyndale acuñó la palabra chivo expiatorio para describir a la criatura portadora del pecado, interpretando la palabra hebrea azazel (o Azazel) como ez ozel, o “el macho cabrío que parte o escapa”. Dicho esto, algunos eruditos no han estado de acuerdo con su interpretación, afirmando que Azazel en realidad representa el nombre de un demonio del desierto parecido a una cabra , para quien estaba destinada la ofrenda, o un lugar específico en el desierto donde se desterraban los pecados, que a menudo se pensaba que sería un acantilado montañoso desde el cual el chivo expiatorio era arrojado y asesinado.

Tyndale acuñó la palabra chivo expiatorio para describir a la criatura portadora del pecado, interpretando la palabra hebrea ‘azazel’

A lo largo de los siglos, la palabra chivo expiatorio se desvinculó de su significado bíblico y finalmente pasó a usarse como metáfora para describir a una persona que carga con la culpa de cualquier delito. Y ahora que conoces la palabra, quizá recuerdes a los pobrecitos animales que la inspiraron y entonces seas un poco más benevolente con los que cargan con la culpa de los errores de los demás.

Siempre hay que buscar culpables en esta vida. Ya sea una vaca que causó el Gran Incendio de Chicago de 1871, María Antonieta y sus pasteles o el profesor que no aceptó a Hitler como posible estudiante de pintura, la historia está llena de estas pobres figuras a las que se culpa de grandes fechorías épicas. En otras palabras, como indica Mental Floss, se convirtieron en chivos expiatorios. Pero, ¿qué han hecho las pobres cabras para merecer asociación con estos culpables?

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