Madrid.- Amor, desamor, contradicción, empoderamiento y también expresión del deseo sexual femenino, todo eso es “alpha”, esperado tercer álbum de estudio de Aitana y, como su título indica, un disco de principios (y algunos finales) que la joven estrella del pop español dicta sin rubor desde la pista de baile como lugar de catarsis.
“Parece que cuando una mujer habla de algo más sensual en una canción, y eso que yo lo hago muy elegantemente, se nos dijera aún que solo podemos hablar de lo bonito, del amor platónico, no de sexo”, protesta en una charla con EFE ante la publicación este viernes de su nuevo trabajo de la mano de Universal, que incluye colaboraciones con Nicki Nicole, Rels B o Danna Paola en la pegadiza “AQYNE».
Siempre respetuosa, pero cada vez más exigente con lo que quiere en su carrera y en su vida, Aitana Ocaña (Barcelona,1999) hace honor al nombre de este LP y, cual mujer alfa, vuelve a marcar modas y tiempos- si en el previo «11 razones” (2020) convirtió en tendencia el pop-punk dosmilero, ahora sus oídos se fijan en el “eurodance” y la electrónica de los 90 (como en “Las babys”, donde samplea “Saturday Night” de Whigfield).
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“En el momento en el que hice ‘Formentera’ me di cuenta de que era por donde más quería ir, algo que sintiese más de club y que me diese ganas de bailar”, explica la artista sobre aquel primer tema que inicialmente no estaba planteado como parte de este proyecto y que fue lanzado hace más de dos años.
Ocupada con una última gira tremendamente larga, facturó “alpha» realmente en dos meses de estudio en los que fijó la base del sonido en los sintetizadores con Mauricio Renfigo y Andrés Torres, coautores y productores de cabecera desde su debut, “Spoiler» (2019), y junto a profesionales como MrNaisGai, BigOne o, presume orgullosa, “una mujer productora” como Kuinvi.
Para ella “es importante no amoldarse a una cosa porque te sientas a gusto”, de ahí este viraje estilístico que señala como totalmente orgánico y no producto de una estrategia comercial en busca de ampliar por arriba la franja de edad de asistentes a sus conciertos.
“No estoy buscando un público más maduro, solo estoy siendo yo misma, aunque si viene será bien recibido, pero yo estoy feliz de la vida y no quiero quitarme a los niños, que me parecen de lo más bonito que a mí me ha dado esta industria, sobre todo por lo difícil que es conseguir su atención”, asegura.
Que vivimos tiempos hiperactivos se nota en el predominio en este repertorio de temas muy cortos que en muchos casos quedan por debajo de los 3 minutos de duración. “El mundo va evolucionando y es verdad que las canciones cada vez duran menos. Pienso que hay que encontrar un equilibrio frente a las ganas de la gente de pasar corriendo a lo siguiente, pero que tampoco vamos a luchar por que duren 3 minutos y medio”, opina.
“Yo solo cuento lo que quiero contar». Quizás porque su vida personal ha estado sometida a un mayor escrutinio recientemente, como autora se ha querido leer sus letras como reflejo de su experiencia sentimental, especialmente ante cortes de ruptura como “Dos extraños” o de amores que arrancan envueltos en pasión, como “Los Ángeles».
“Que piensen lo que quieran y, sobre todo, que se lo lleven a su terreno. Rosalía, a la que admiro, dice que si ella va a un restaurante y le gusta un plato, no va al cocinero y le pregunta la receta. ’11 razones’ hablaba de cosas muy fuertes, pero entonces nadie se preguntaba por a quién iba dirigido, porque se asimilaba que estaba todo bien. Y realmente nadie sabe lo que pasa en tu vida, porque yo cuento solo lo que yo quiero contar”, sentencia.
En defensa más de su seguridad que de su privacidad, hace meses fue viral su petición a la prensa del corazón para que no publicara imágenes de la fachada de su casa, lo que desató un debate sobre los límites de la intimidad y la fama.
“No le echo la culpa a nadie porque entiendo que al final las cosas son así, pero no estamos tan amparados por la ley en ese sentido, sobre todo por seguridad. Hubo quien dijo que me aguantara, otros que me defendieron. Al final me tuve que mudar a una urbanización privada, lo cual con 24 años me parece rarísimo”, relata sobre la conclusión de aquella petición.