Amantes, zoofilia y colega, dónde está mi coche: qué casos resuelven los detectives privados

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Si hay una figura misteriosa, que ha servido para inspirar a multitud de escritores y cineastas, esa es sin duda la del detective privado. Con gabardina o sin ella, portando consigo un periódico con un agujero para poder espiar a sus víctimas sentado tranquilamente en una cafetería, o descubriendo quién es el asesino entre un grupo de extraños atrapados en un vagón de tren, su figura resulta muy interesante para el hombre de a pie. Quizá porque, de tanto imaginarla, la hemos mitificado.

Recorriendo un poco su historia, la figura del detective como tal surgió en 1833, cuando Eugène François Vidocq (soldado y corsario francés, también criminal) fundó la primera agencia conocida: ‘Le Bureau des Renseignements Universels pour le commerce et l’Industrie‘. Para ello contrató a expresidarios, que actuaban con sus clientes con casos para los que consideraban que quizá la policía no estaba preparada (o dispuesta a ayudar).

Las fuerzas de seguridad intentaron acabar muchas veces con esta agencia, como no podía ser de otro modo. Algunos años después, y esta vez en Reino Unido, Charles Frederick Field creó una oficina de investigación al jubilarse de la Policía Metropolitana. Después evolucionó y pasó a otros países, entre ellos, por supuesto, el nuestro, y hoy en día está regulada.

Ha evolucionado, como es lógico, con el paso de los años, y hoy en día está regulada. Charlamos con dos detectives privados para entender mejor qué estereotipos y realidades hay en torno a ellos.

Elemental, querido Watson

“En concreto la profesión de detective privado en España está regulada legalmente por la Ley 5/14 de seguridad privada“, cuenta a El Confidencial David Blanco, CEO de Gran Vía Detectives.”La primera exigencia es cursar unos estudios de tres años en un centro universitario y, a partir de ahí, cada cual aprende como puede. Los despachos no suelen dar muchas oportunidades a los nuevos detectives para que cojan experiencia (entre otras porque la ley no permite a los detectives privados realizar prácticas)”.

El día a día de un detective suele ser tranquilo. Muchas horas de vigilancia, seguimientos e investigación por internet y redes sociales

David nos cuenta un poco de lo que realmente se ocupa un detective privado, saliendo de las distorsiones a las que estamos acostumbradas con Hércules Poirot, Sherlock Holmes y los demás: “Nuestro oficio quizá tiene menos glamour del que se presenta en la pantalla pero no está exento de aventuras y situaciones improvisadas que aportan a este trabajo la dosis justa de emoción que nos engancha lo suficiente como para continuar haciendo lo que hacemos. Ah, y no llevamos arma. La ley no nos permite investigar delitos perseguibles de oficio. Sí, en cambio, las estafas, injurias, calumnias…”.

“Poco tiene que ver con las películas ya que los detectives que salen en la televisión (además de ser americanos) forman parte del cuerpo de policía y nosotros no tenemos esas herramientas”, admite Alicia Lerma, directora de Indicios Detectives. “El día a día de un detective suele ser más tranquilo. Ya sabes, muchas horas de vigilancia, seguimientos e investigación por internet y redes sociales. Es difícil porque muchas veces no tienes datos de la persona a investigar y te tienes que buscar las formas de localizarle”.

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Dentro de la profesión de detective privado hay distintos roles. El detective operativo pasa horas y horas en el coche o en la calle haciendo vigilancias y seguimientos. “Otros, como yo en este momento, estamos embarcados en una maraña de tareas administrativas”, cuenta David. “Redacción y corrección de informes, análisis de resultados, elaboración de presupuestos, visitas a clientes… muchos casos por supuesto son novelables, como cuento en ‘Historias de un detective, secretos de una vida anónima’, que acabo de escribir en la editorial Kailas”.

“El número de clientes que acuden a los despachos para descubrir infidelidades ha descendido notablemente en los últimos años. Nos hemos vuelto más perspicaces”

Es cierto que los casos que más suelen llegarle a un detective privado están relacionados con infidelidades o empresas que ven asuntos turbios en ciertos empleados? “La verdad es que cuando hablas con un detective privado siempre piensas en infidelidades” señala Alicia. “Pero trabajamos en muchos otros aspectos como bajas laborales, competencia desleal, custodia de menores, impagos de pensiones…. Es un amplio abanico de investigaciones las que llevamos”.

“Lo primero no, lo segundo sí”, dice David. “Aunque hay despachos que viven exclusivamente del ámbito de familia no es nuestro caso.Trabajamos principalmente en el ámbito laboral y empresarial. Nuestras pruebas sirven para demostrar la deslealtad de un socio o empleado, los elementos contrarios a la buena fe contractual que provocan una pérdida de confianza en la empresa con la que el empresario justifica su despido”, cuenta.

“He visto de todo. Un anciano con siete amantes, casos de zoofilia… incluso hay quien nos ha contratado para encontrar su coche porque no sabe dónde lo ha aparcado una noche de fiesta”

“Por supuesto, se siguen investigando infidelidades, pero en menor medida. Hoy en día hay muchos recursos para ello y nos hemos vuelto más perspicaces. El número de clientes que acuden a los despachos para descubrir infidelidades ha descendido notablemente en los últimos años”. En cuanto a situaciones surrealistas, ambos se han tenido que enfrentar a unas cuantas con el paso de los años. “Muchísimas”, cuenta David. “Dobles y triples infidelidades, hasta un anciano con siete amantes. Casos de zoofilia… incluso hay quien nos ha contratado para encontrar su coche porque no sabe dónde lo ha aparcado una noche de fiesta”.

“Yo me he encontrado con una clienta que quería averiguar si su amante tenía a su vez otra amante y, para ello, se hizo pasar por otra persona para conocer a esta mujer” apunta Alicia.

Foto: Arturo Pérez-Reverte en la londinense Baker Street, la calle de Sherlock Holmes. JEOSM Opinión

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¿Y si se toca investigar a alguien y de pronto descubres que le conoces cuál es el proceder? “Bueno, eso plantea claramente un problema ético“, cuenta David. “Esa investigación generará un sesgo inadmisible, contrario al principio de imparcialidad que debe regir nuestro trabajo. Lo rechazaríamos de plano”.

Por último les preguntamos si es fácil de compatibilizar con la vida personal: “Para nada”, indica Alicia. “No tenemos horarios y en algunos casos sabemos cuándo empezamos pero no sabemos cuando vamos a acabar, ni siquiera donde vamos a acabar… es muy difícil campatibilizar con la vida social y familiar. Cuando nos necesitan, tenemos que estar y eso puede ser en cualquier momento”.

Si hay una figura misteriosa, que ha servido para inspirar a multitud de escritores y cineastas, esa es sin duda la del detective privado. Con gabardina o sin ella, portando consigo un periódico con un agujero para poder espiar a sus víctimas sentado tranquilamente en una cafetería, o descubriendo quién es el asesino entre un grupo de extraños atrapados en un vagón de tren, su figura resulta muy interesante para el hombre de a pie. Quizá porque, de tanto imaginarla, la hemos mitificado.

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