¿Por qué los astronautas no pueden eructar en el espacio? La ciencia detrás de este curioso fenómeno

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Imagina estar flotando en el espacio, rodeado de un impresionante paisaje de estrellas y oscuridad infinita. Sin embargo, mientras disfrutas de la vista, te das cuenta de que algo tan cotidiano como eructar se convierte en una misión imposible. ¿Por qué? La respuesta se encuentra en las peculiaridades de la microgravedad.

En la Tierra, cuando comemos o bebemos, solemos tragar aire junto con los alimentos. Este aire se acumula en el estómago y, eventualmente, se libera en forma de eructo. Pero en el espacio, la falta de gravedad cambia las reglas del juego. En lugar de que el aire suba a la parte superior del estómago, como lo haría en la Tierra, el gas se mezcla con los líquidos y sólidos que has ingerido, creando una especie de “batido” en tu estómago.

Foto: Los dos astronautas con los trajes espaciales de Boeing (NASA/Robert Markowitz)

Sin gravedad que separe el gas de los líquidos, eructar no solo es incómodo, sino casi imposible. Si un astronauta lo intentara, es muy probable que acabara expulsando una mezcla de comida y líquidos junto con el aire, algo nada agradable ni recomendable en un ambiente tan controlado como una nave espacial.

Este fenómeno, aunque curioso, es solo una de las muchas adaptaciones que el cuerpo humano debe hacer cuando se enfrenta a las condiciones del espacio. Además de la incapacidad de eructar, los astronautas experimentan cambios en su percepción del gusto y, por supuesto, los conocidos efectos en los músculos y huesos por la falta de gravedad.

Foto: El astronauta Dave Scott en la luna. (NASA)

Así que la próxima vez que mires al cielo nocturno, puedes recordar que la vida en el espacio tiene sus particularidades, y algo tan sencillo como eructar puede convertirse en un desafío fuera de este mundo.

Este tipo de curiosidades nos acerca un poco más a la vida diaria de quienes exploran el espacio, y nos recuerda que estar más allá de la atmósfera terrestre implica mucho más que tecnología avanzada: también requiere adaptaciones sorprendentes para nuestro cuerpo.

Imagina estar flotando en el espacio, rodeado de un impresionante paisaje de estrellas y oscuridad infinita. Sin embargo, mientras disfrutas de la vista, te das cuenta de que algo tan cotidiano como eructar se convierte en una misión imposible. ¿Por qué? La respuesta se encuentra en las peculiaridades de la microgravedad.

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