En pleno 2024 todavía hay una serie de misterios de la naturaleza que el ser humano no ha podido desentrañar, y uno de ellos son unos misteriosos ruidos de “terremotos en el cielo”, y que se conocen de distintas formas, según la parte del mundo en la que te encuentres.
Más popularmente son conocidos como los “Cañones Barisal”, pero lo cierto es que se llevan reportando desde hace décadas, y los científicos todavía no han podido desentrañar su origen.
Si bien al principio se pensaba que provenían de fenómenos naturales como terremotos, las últimas investigaciones parecen tirar para otro lado.
Y los sonidos, en ocasiones, pueden ser tan fuertes, que son capaces de hacer temblar ventanas y puertas, y que se llevan escuchando desde el siglo XIX, aunque seguramente hayan estado ahí siempre.
En 2020 hubo un avance al respecto, porque un grupo de científicos utilizó datos sísmicos del EarthScope Transportable Array (ESTA) para intentar explicar este fenómeno, y lo compararon con otras referencias a partir de 2013.
Fueron investigadores de la Universidad de Carolina del Norte que esperaban verifican los ruidos con datos sismoacústicos tomados del EarthScope Transportable Array (ESTA), pero no encontraron ningún evento que coincidiera con terremotos.
“En términos generales, creemos que se trata de un fenómeno atmosférico, no creemos que provenga de una actividad sísmica”, dijo el investigador Eli Bird en una declaración a la que tuvo acceso Live Science. “Suponemos que se está propagando a través de la atmósfera y no del suelo”.
Los investigadores presentaron estos hallazgos en la reunión de la Unión Geofísica Americana en 2020, y consideran que la clave fue centrarse en escuchar datos de infrasonidos, que son sonidos de baja frecuencia que no son audibles para los humanos.
Pero a día de hoy, se desconoce si todos estos ruidos, que parecen sucederse en cualquier parte del mundo, son causados por un evento meteorológico o bien relacionados con algún tipo de hecho concreto.
Podría tratarse de cuestiones meteorológicas como tormentas, incluso tsunamis que amplifican el sonido en una dirección particular.
Quizás también tormentas geomagnéticas o la posibilidad más prometedora que serían meteoroides que producen un estampido sónico y que pueden acabar produciendo este tipo de sonidos misteriosos que se escuchan, básicamente por la noche, debido al mayor grado de silencio.
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