Olma María, una viuda de 70 años, se encuentra actualmente destrozada, no solo por la situación precaria que vive al depender de las pequeñas ayudas que los vecinos pueden brindarle, sino al observar cómo el lugar que por años ha sido su hogar se va pudriendo y colapsando.
Las recientes lluvias caídas en Samaná han impactado severamente su vivienda ubicada en Las Galeras, ocasionando daños en las paredes, cocina, habitación hasta llegar a pudrir su ropa. Pero sobre todo ha lacerado su corazón, donde guarda el ferviente recuerdo de su hijo, quien se encargaba de ella y falleció.
“Mira como tengo la ropa, mira. Y toalla nueva, mira. Todo, tú sabes las cosas de ropa que yo he botado. Todo eso dañado, y no me vale, nadie viene a ayudarme, mi niña, filtraciones“, expresó entre lágrimas al recordar los momentos cada vez que llueve.
En su casa, la humedad es constante, y aunque ha intentado secar las paredes y el piso, el problema persiste.
Su vivienda ya no es el refugio seguro que solía ser. Cada lluvia amenaza con desbordar todo lo que tiene.