En el sistema de pensiones de la República Dominicana, ¡las AFP ganan, los trabajadores pierden!

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Desde su creación el sistema de pensiones en la República Dominicana pasó por una transformación profunda con la promulgación de la Ley 87-01, que entró en vigor en mayo de 2001, marcando el nacimiento de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). Antes de esta reforma, el país utilizaba un modelo de reparto, en el cual los trabajadores activos financiaban las pensiones de los jubilados.  Este sistema, gestionado por el Estado, enfrentaba problemas crecientes de sostenibilidad debido al envejecimiento de la población, una baja tasa de recaudación, y críticas de una administración ineficiente.

Con la entrada en vigor de la Ley 87-01 en el 2003 las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) han tenido un rol fundamental en la gestión de los ahorros previsionales de millones de trabajadores dominicanos.  Inspirado en el modelo chileno de capitalización individual, este sistema prometía asegurar pensiones dignas mediante la inversión eficiente de los aportes. Sin embargo, más de 20 años después, la realidad es muy diferente: mientras las AFP acumulan ganancias millonarias, los trabajadores enfrentan pensiones insuficientes para garantizar un retiro digno.

¿Cómo funciona el sistema?

El sistema de pensiones de la República Dominicana, opera bajo un modelo de capitalización individual. Esto significa que cada trabajador contribuye mensualmente a una cuenta personal administrada por una de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).  En esencia, el dinero que aportas durante tu vida laboral se invierte con la promesa de que, al llegar a la edad de retiro, tendrás un fondo suficiente para vivir de manera digna.

Este modelo es más como un “ahorro forzoso”. Tanto los empleados como los empleadores deben aportar un porcentaje del salario mensual. En concreto, los trabajadores cotizan un 2.87%, mientras que los empleadores agregan un 7.10%. Todo esto, entra en un fondo que, en teoría, se multiplica gracias al trabajo que realizan las AFP que son las empresas privadas responsables de administrar, gestionar y colocar estos fondos en inversiones para generar rentabilidad.

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En la actualidad, la mayoría de estas inversiones se concentran en deuda pública y proyectos privados que, aunque se denominan de bajo riesgo, no necesariamente ofrecen grandes rendimientos para los trabajadores. Mientras tanto, las AFP cobran comisiones por administrar estos fondos, lo que significa que una parte del ahorro de los trabajadores se destina a cubrir los costos operativos de estas empresas.

La Ley establece que cuando el trabajador alcance la edad de retiro, que es de 60 años y que cuente con al menos 360 meses cotizados, puede acceder a su pensión. Esta pensión se calculará en función del dinero acumulado en su cuenta y de la esperanza de vida estimada, lo que se traduciría en pagos mensuales hasta que el fondo se agote. Si no alcanzaste los meses mínimos de cotización, puedes retirar el dinero acumulado de una sola vez, pero no tendrás derecho a una pensión mensual.

Impacto de las AFP en la economía nacional

Los datos más recientes de la Superintendencia de Pensiones (SIPEN) evidencian la magnitud del sistema de pensiones en la economía de la República Dominicana. Al cierre de 2024, el número de afiliados que se encuentran cotizando ascendió a 2,219,499, mientras que los activos administrados por las AFP alcanzaron los RD$1.397 billones, lo que representa aproximadamente el 18% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.

Sin embargo, el impacto de las AFP en la economía nacional va mucho más allá de la administración de los ahorros de los trabajadores ya que estas entidades han logrado convertirse en un pilar fundamental del sistema financiero dominicano. A través de sus inversiones, canalizan miles de millones de pesos hacia bonos del Estado, instituciones financieras, proyectos de infraestructura y sectores estratégicos como energía y construcción, aportando liquidez y recursos a tasas competitivas para expandir sus operaciones.

¿Cómo ganan las AFP?

Las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) en la República Dominicana generan sus ingresos principalmente a través de las comisiones por administración de los fondos, establecidas por la Ley 87-01 y reguladas por la Superintendencia de Pensiones (SIPEN).

Estas comisiones estuvieron divididas en dos categorías principales: una sobre el saldo administrado, que ha ido reduciéndose progresivamente hasta alcanzar un máximo de 1.00% en 2024 y que se reducirá hasta 0.75% en 2029, y otra sobre los aportes mensuales, que fue eliminada con la reforma de la Ley 13-20. Además, las AFP generan ingresos adicionales a través de penalidades aplicadas a empleadores por retrasos en los pagos y costos operativos que se trasladan a los afiliados.

La estabilidad del sistema y el crecimiento sostenido del patrimonio administrado han permitido que estas entidades continúen obteniendo ingresos millonarios a partir de las comisiones, lo que las ha convertido en uno de los sectores financieros más rentables del país si nos guiamos de sus grandes utilidades, sin tener que asumir directamente, el riesgo sobre los rendimientos de los fondos que administran.

Una estructura costosa para administrar nuestros fondos ¿es justificada?

En contrapeso, observamos como a diciembre de 2024, las AFP recaudaron RD$8,862 millones en aportes mensuales por concepto de comisiones.  Aunque estas cubren los costos operativos de la administración de los fondos, su efecto se acumula con el tiempo, ya que año tras año las comisiones van reduciendo los ahorros de los trabajadores. Esto significa que, al final de su vida laboral, los trabajadores tendrán menos dinero disponible para su pensión del que podrían haber tenido si el monto cobrado por estas comisiones, por ejemplo, fuera menor.

Uno de los puntos críticos del sistema de AFP es la transparencia sobre cómo se gestionan los fondos recaudados a través de las comisiones. Estos ingresos para estas empresas, en teoría, están destinados a cubrir los costos y gastos operativos necesarios para mantener la operatividad de las mismas, incluyendo nóminas, tecnología y gastos de infraestructura.

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Con la evaluación de la estructura de gastos de estas empresas, donde en algunos casos encontramos gastos por valores de más de mil millones de pesos en un año, se podría determinar cómo una parte considerable de los aportes de los afiliados se utiliza para sostener estructuras operativas costosas, sin la garantía de que tales costos/gastos beneficien de forma directa a los trabajadores.

¿Altos salarios ejecutivos? ¿las inversiones en tecnología? ¿campañas publicitarias? Aunque son gastos comunes en cualquier empresa de gran envergadura, pudieran parecer desproporcionados cuando se comparan con los rendimientos que los afiliados reciben en sus pensiones.

La duda clave radica en si parte de estos recursos destinados podrían ser optimizados para que el ahorro acumulado por los trabajadores no se vea afectado y se traduzca en beneficios directos para afiliados al momento de su jubilación.

¿Por qué pierden los trabajadores?

Al comparar las ganancias de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) con el incremento del valor en las pensiones, se evidencia una disparidad significativa que afecta a los afiliados. Según un estudio realizado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y la Fundación Juan Bosch, las AFP incrementaron sus ganancias a más de RD$5,000 millones en 2023, lo que significó un crecimiento del 12% desde 2020.   

Sin embargo, la SIPEN informó que, a partir del 1 de febrero de 2024, la pensión mínima del régimen contributivo aumentó a RD$14,161.00, reflejando un ajuste vinculado al alza de los salarios mínimos en el sector privado no sectorizado.  Asimismo, se estima que la pensión promedio por vejez ronda los RD$17,200 mensuales, dependiendo del historial de cotizaciones del afiliado.

Esta diferencia pone de manifiesto una realidad preocupante para los afiliados, quienes ven cómo las utilidades de las AFP crecen considerablemente, mientras que los incrementos en sus pensiones son modestos en comparación.

Veamos un ejemplo, un trabajador con 30 años de aportes y un salario mensual de RD$40,000 debería acumular un saldo aproximado de RD$4,705,961, asumiendo una rentabilidad anual promedio del 7% y sin considerar comisiones. Sin embargo, al aplicar las comisiones habituales del sistema, el saldo acumulado se reduce a RD$3,851,520. Esto significa que la pensión mensual que recibiría, distribuyendo el monto acumulado en 20 años (240 meses), sería de RD$16,048. Este cálculo evidencia cómo las comisiones impactan significativamente los ahorros acumulados, resultando en una pensión mensual que sigue siendo insuficiente para cubrir un porcentaje adecuado del salario previo del trabajador.

Este panorama coloca al país en una posición desventajosa en comparación con otras naciones de la región, donde la tasa de reemplazo (el porcentaje del salario que un jubilado sigue recibiendo en forma de pensión) es superior.  

En adición, las cifras de la SIPEN evidencian un sistema que excluye a miles de afiliados al constatar que, de 25,586 solicitudes de pensiones por discapacidad, solo 17,861 fueron aprobadas, mientras que, de las 45,691 solicitudes de pensiones por sobrevivencia, apenas 15,781 se otorgaron, dejando sin respuesta a una mayoría significativa de los solicitantes, con corte a diciembre 2024.

Otro de los grandes desafíos del sistema es la gestión de los fondos de más de 3 millones de afiliados que se encuentran en las AFP que no están cotizando, aunque estos trabajadores en algún momento aportaron al sistema.

La falta de claridad sobre el estatus de estas cuentas plantea preguntas importantes: ¿qué sucede con estos fondos?, ¿cuál es el monto acumulado por los mismos? ¿por quienes están compuesto este amplio número? ¿se están generando rendimientos adecuados?, y, sobre todo, ¿cuál será el futuro de estos afiliados que permanecen desprotegidos para su vejez? Estas preguntas deben ser respondidas por la Superintendencia de Pensiones y las AFP para garantizar la transparencia y equidad del sistema.

Las AFP, una ruleta financiera

El sistema de pensiones opera como una ruleta financiera que, aunque genera movimiento, no siempre beneficia proporcionalmente a los afiliados. El dinero que los trabajadores y empleadores aportan cada mes llega a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), empresas privadas que gestionan estos fondos y cobran por ello.

La mayor parte de los recursos que las AFP administran se realizan en colocaciones principalmente en instrumentos estatales, (Bonos de Hacienda -Notas del Banco Central) cerca de un 70%. 

El restante 30% según los datos extraídos de la distribución de colocación de fondos de pensiones, se evidencia que las AFP han canalizado grandes sumas de dinero hacia el sector privado, entidades financieras y fideicomisos:

Empresas privadas

Con corte a diciembre del 2024 los fondos de pensiones han sido utilizados para la compra de bonos corporativos y compra de acciones a empresas privadas por un valor aproximado de RD$39,184,441,631.41.   Entre las compañías que han recibido estas inversiones se encuentran Acero Estrella, Alpha Sociedad de Valores, Consorcio Minero Dominicano, Parallax Valores Puesto de Bolsa, Ingeniería Estrella, César Iglesias, entre otras entidades empresariales que han tenido la oportunidad de acceder a estos fondos para la sostenibilidad de su crecimiento a tasas muy competitivas y condiciones blandas.

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Entidades de intermediación financiera:

Las AFP han colocado miles de millones de pesos en bancos múltiples, asociaciones de ahorros y préstamos y bancos de ahorros y créditos a través de bonos y certificados de depósito. Destacan instituciones como el Banco Popular, (29,453 mil millones), Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos (RD$6.7 mil millones), la Asociación Popular (RD$15.7 mil millones) y otras entidades bancarias, que han utilizado estos recursos para financiar sus operaciones y ampliar sus carteras de crédito.

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Fideicomisos privados o públicos y fondos de inversión privados:

Parte de los fondos de pensiones también han sido colocado en fideicomisos privados utilizados para la compra accionaria de empresas, como es el caso del Fideicomiso de Oferta Pública “Valores Accionarios Rica 03-FU” vinculada a la operación de venta de acciones de las empresas Pasteurizadora Rica y Consorcio Cítricos Dominicanos con una colocación (RD$9,562 millones) y   Fideicomiso de Oferta Pública de Valores Larimar (RD$1,255 millones), vinculado a Ege-Haina.  Asimismo, unos 36 fondos de inversión privados con un monto aproximado global de RD$ 194,918.39 mil millones de pesos generando rentabilidad para sectores estratégicos, pero sin beneficios inmediatos para los afiliados.

Este uso de los fondos evidencia que los ahorros de los trabajadores han servido como fuente de financiamiento para terceros, mientras que el acceso del afiliado a su dinero es restringido hasta la edad de jubilación, amén del monto que pudiera estar recibiendo al final de su vida laboral.

Mientras unos juegan con la llave de la caja fuerte, otros ni siquiera pueden asomarse por la rendija. En el sistema de pensiones, el dinero circula sin frenos para el Estado, los fideicomisos, los fondos de inversión y las grandes empresas, que lo manejan, lo rentabilizan y lo multiplican. Pero cuando el trabajador intenta acceder a sus propios ahorros, se topa con un muro de trabas, burocracia y restricciones que lo dejan con las manos vacías. Un modelo donde el capital fluye hacia arriba, pero gotea con cuentagotas hacia abajo para quienes realmente lo generan:

El trabajador afiliado al sistema de pensiones.

  • No puede retirar sus fondos antes de los 60 años, salvo en casos limitados.
  • Si deja de cotizar, su dinero queda retenido en el sistema sin acceso inmediato.
  • Si fallece sin beneficiarios registrados, el proceso de reclamo de sus fondos se vuelve complejo y lento.
  • Si no cumple con las 360 cotizaciones mínimas, pierde el derecho a una pensión y solo recibe lo que haya ahorrado sin ajuste a la inflación.
  • Los dominicanos que emigran al extranjero, quienes no pueden retirar su dinero, aunque ya no coticen ni planeen regresar al país.

La ruleta si ha permitido asegurar utilidades constantes por la administración de los fondos para las AFP, financiamiento al Estado y mejorar la operatividad de algunas empresas privadas, pero a la fecha presenta un escenario de terrible desventaja para los afiliados con pensiones que prometen no cubrir sus necesidades básicas. Este ciclo plantea una cuestión clave: ¿está diseñado el sistema para servir a los trabajadores o para sostener una estructura financiera que prioriza las ganancias administrativas?

Más allá de los números, la discusión sobre el futuro de las pensiones debe centrarse en cómo equilibrar el acceso y los beneficios del sistema para que quienes han contribuido por años no vean su calidad de vida comprometida en el momento más vulnerable.

La sostenibilidad financiera es clave, pero también lo es garantizar que el esfuerzo acumulado de los afiliados tenga un retorno justo, permitiéndoles afrontar su retiro con la seguridad que alguna vez se les prometió.

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