¿Se puede engañar a la inteligencia artificial? La firma de ropa italiana Cap_able afirma que sí. Las texturas, generadas con un algoritmo, tienen formas y dibujos que nos hacen invisibles frente a la IA y las cámaras de reconocimiento facial.
Hoy en día hay cámaras de vigilancia colocadas en prácticamente todas las calles, comercios, y edificios públicos. Si a eso unimos la inteligencia artificial capaz de reconocer rostros y asociarlos a horas y lugares, la realidad es que los gobiernos, las instituciones, y los mercaderes de datos e información, nos tienen completamente vigilados y rastreados.
Cap_able es una firma de moda italiana fundada por Rachele Didero, cuya tesis en la Universidad de Milán consistió precisamente en crear un algoritmo para confundir a las cámaras de reconocimiento facial.
Ropa que nos hace invisibles a la inteligencia artificial
Esta empresa ha creado la línea de moda Manifesto, que utiliza puro algodón 100% egipcio tejido a mano con uno patrones generados por un algoritmo, capaces de confundir a la inteligencia artificial que usan las cámaras de reconocimiento facial. Puedes verlo en el vídeo de apertura de la noticia.
Los patrones que usan estos jerséis, pantalones, hoodies, y otras prendas, confunden a la IA y hacen creer que en lugar de una persona eres una jirafa, una cebra, o un perro, y entonces no realiza el chequeo del rostro.
Cap_able ha probado esta ropa invisible con el sistema de reconocimiento facial YOYO, una red neural especializada en esta tarea. Y efectivamente, como se ve en el vídeo, la inteligencia artificial ignora a las personas que visten esta ropa.
No sabemos hasta qué punto este sistema es efectivo en el tiempo, o si a la inteligencia artificial simplemente le bastaría con añadir estos patrones a su base de datos e identificarlos como ropa de persona. O realmente no puede, porque su entrenamiento le dice que es una jirafa, o una cebra.
En todo caso, estas ropas invisibles ante la inteligencia artificial y las cámaras de reconocimiento facial, no son para todo el mundo: cuestan entre 300 y 500 euros. La privacidad siempre ha tenido un precio…