Rubby Pérez oraba todas las noches a las 10:00 en punto y empezaba por médicos, enfermeras, bomberos y policías

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Desde la pandemia Rubby Pérez tomó la costumbre de orar todos los días una hora, a las 10:00 de la noche en punto, “para ponernos en comunicación directa con Dios“.

En ese encuentro con el Padre tenía una línea en la que incluía primero a los médicos y las enfermas, seguida por policías y bomberos, antes que su propia familia, sus músicos y él mismo. 

“En esa conversación mía con Dios, los primeros que están en la punta de lanza son los médicos, las enfermeras y las personas que trabajan en los hospitales, yo digo: – Señor, encárgate de ellos y protégelos”, le confesó al humorista Carlos Sánchez en una entrevista en el podcast A Sigún, disponible en Youtube y Spotify.

Luego preguntó: “¿Por qué?” Y respondió: “Porque sin ellos no trataríamos de mantenernos sanos los que supuestamente estamos sanos, cuídalos a ellos, devuélveles su salud a los que están perdiéndola o la hayan perdido”.

Después van los policías: “Voy y digo: – protege a quienes nos cuidan en la calle, los policías en primer grado. Andan exponiendo sus vidas. Lo que le pagan a un policía no compensa el riesgo que ellos andan haciendo en la calle. Pero nadie piensa en eso”.

Por igual, incluye a los militares que “están arriesgando sus vidas a expensa de cualquier cosa”.

A Sigún Rubby Pérez, la voz más alta del merengue. Hombre de energía, de bríos, de gran historia de éxito y superación, es encantador hablar con él, sobre todo para saber que tiene sus 2 piernas, yo pensaba que era solo una.
Esto es A Sigún Rubby Pérez con Carlos Sánchez. Ep. 127.

Tenemos shows en diciembre y la info está en carloscomic.com

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Abrazos y que vivan las risas.


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A Sigún Rubby Pérez, la voz más alta del merengue

A seguidas ora por los bomberos: “Se arma un fuego y salen corriendo, no le importa lo que sea, van y se meten con ese fuego con un tanquecito ahí atrás, algunos, otros sin nada, a tratar de parar ese fuego

Y si alguien que está corriendo peligro, ellos no le importa que su vida está corriendo peligro, van a salvar”.

Su sentir era que se trataba de “una cadena de personas que son sacrificadas, que la gente piensa muy poco piensa en ellos” porque “todos piensan en sí, en sí, en sí y se olvidan del otro”.

En la última parte de sus oraciones estaba su familia, sus hijos, sus hermanos, luego los músicos que le acompañaban en sus fiestas y el último era él, que en su caso pedía salud y que su garganta no le fallara.

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