Con cantos, rezos y una cruz en mano, decenas de residentes de las comunidades Cruce La Lana, Manuel Bueno, El Aguacate, El Cadeilar y Loma de Cabrera realizaron una manifestación en reclamo de la reconstrucción de la carretera que las conecta, la cual lleva más de 15 años en abandono.
El acto se desarrolló como una especie de funeral por la promesa incumplida del Estado, en el que los comunitarios, con velas y pancartas, pidieron a Dios y a las autoridades una respuesta urgente ante el deterioro de esta vía, que limita su acceso a servicios básicos, transporte, salud y desarrollo económico.
“Esta carretera está muerta, pero nosotros no hemos perdido la fe. Hoy no es solo una protesta, es un llamado al corazón del Gobierno”, expresó entre lágrimas doña María Ramos, residente de Manuel Bueno.
Los caminos, marcados por el polvo, los hoyos y el lodo en tiempos de lluvia, han sido testigos del esfuerzo diario de agricultores, estudiantes y enfermos que deben enfrentarse a trayectos peligrosos y cada vez más intransitables.
“Pedimos dignidad”
“No pedimos lujos, pedimos dignidad. Queremos que nuestros hijos lleguen a la escuela sin embarrarse hasta las rodillas, que nuestras cosechas no se pierdan por falta de acceso”, reclamó don Rafael Mena, agricultor de El Aguacate.
Los manifestantes exigieron la intervención inmediata del Ministerio de Obras Públicas y un compromiso real con la región fronteriza.
La actividad concluyó con un llamado colectivo a la unidad de las comunidades y a mantener la presión pacífica hasta ver maquinaria en el terreno.
“Hoy lloramos por una carretera, pero también sembramos esperanza. No vamos a descansar hasta que nos escuchen”, sentenció una joven líder comunitaria.