Las mujeres emprendedoras tienen una probabilidad 5% menor de caer en morosidad al tomar préstamos. Sin embargo, la vida promedio de los emprendimientos femeninos es de tan solo 6.9 años, frente a los 13.3 años de sus pares masculinos, una situación que pone en riesgo su permanencia y crecimiento en el mercado.
Así lo informó Fabricio Gómez Mazara, director general de Promipyme, al señalar que, respecto a la morosidad, esta tendencia va incrementándose con el tramo de edad hasta los 45 años y, de ahí, empieza a decrecer. “La mayor diferencia ocurre entre los 36 y 55 años, donde oscila entre 7 % y 6.2 %”, enfatizó Gómez.
“Las mujeres son mejores pagadoras que sus pares masculinos, pero tienden a tomar montos más bajos”, expresó, al aclarar que los datos comparativos corresponden a clientes de Promipyme.
La dificultad y desigualdad para acceder a créditos y el alto costo de la formalización son las principales limitantes que deben enfrentar las mujeres emprendedoras de Centroamérica y República Dominicana, según el informe ‘Monitor 2022 sobre Empresarialidad Femenina en la Región Centroamericana y República Dominicana’, elaborado por el Centro Latinoamericano de Innovación y Emprendimiento (CELIEM).
Entre los principales hallazgos se encuentra que el 52% de las empresarias consultadas expresó que no existen condiciones de igualdad en el acceso al financiamiento y que más del 60% financia sus actividades empresariales con recursos propios, mientras que los altos costos de la formalización (45%) constituyen otro de los obstáculos que deben enfrentar.
A noviembre de este año, Promipyme registró una cartera de créditos desembolsados por RD$10,747 millones, lo que representa un aumento absoluto de RD$2,137 millones respecto a enero de 2024 (RD$8,609.97 millones), equivalente a un crecimiento de 24.8 %.
Al presentar los resultados del estudio “Bancarización y acceso al crédito para mipymes en la República Dominicana: una perspectiva de género en base a la Enhogar-2022”, Gómez indicó que las mipymes lideradas por mujeres son percibidas como “de mayor riesgo” por las entidades bancarias, debido a que se trata de proyectos más jóvenes, dedicados al sector servicios (principalmente salones de belleza), con menos trabajadores y, en su mayoría, registrados como cuentapropistas (empresas de un solo dueño).
Gómez Mazara señaló que estas características las ponen en desventaja frente a las empresas lideradas por hombres, porque estas últimas tienen un mayor nivel de aversión al riesgo.
“Los datos sugieren que las empresas lideradas por mujeres no solo enfrentan desafíos para escalar, sino también para mantener su operatividad a largo plazo”, precisó Gómez Mazara, al indicar que “esta diferencia constituye un factor crucial que influye en su acceso a recursos financieros, su capacidad para construir historial crediticio y su resiliencia frente a los cambios del mercado”.



