Solmayra Vargas, periodista y educadora en salud.
EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- La lucha contra el cáncer requiere algo más que descubrimientos científicos: necesita voces capaces de traducir esa ciencia en acciones concretas que lleguen a la gente.
La American Association for Cancer Research (AACR), una de las organizaciones más relevantes en el ámbito oncológico internacional, ha entendido que comunicar también es prevenir. Su Sección de Prevención y Educación (Cancer Prevention Working Group) es prueba de ello. Dentro de ese espacio multidisciplinario, la presencia de Solmayra Vargas, periodista y educadora en salud, representa un puente vital entre el mundo académico y la acción comunitaria.
La AACR, fundada en 1907, ha sido pionera en reunir a profesionales de distintas disciplinas para abordar el cáncer desde todos los frentes: investigación, prevención, diagnóstico y tratamiento.
En los últimos años, el grupo de trabajo en prevención ha puesto especial énfasis en la educación, la divulgación y la creación de redes de conocimiento. Su objetivo: que la ciencia no se quede en el laboratorio, sino que llegue a quienes pueden beneficiarse de ella en su vida diaria.
Solmayra Vargas encarna precisamente esa idea. Su trayectoria ha estado marcada por una misión clara: hacer de la prevención una práctica accesible, comprensible y cotidiana.
Con experiencia en campañas de prevención del cáncer de piel, ha diseñado estrategias de comunicación que combinan el rigor científico con el conocimiento del territorio.
Desde ilustraciones en ferias comunitarias hasta herramientas de realidad aumentada para explicar el daño solar, su trabajo ha demostrado que la creatividad puede ser una aliada poderosa de la salud pública.

Solmayra Vargas
Ser parte de la AACR-CPWG le permite a Vargas mantenerse al tanto de los avances más recientes en oncología preventiva y, a su vez, aportar una mirada basada en la experiencia de campo. Esta retroalimentación constante le permite enriquecer sus contenidos y materiales educativos, asegurando que cada pieza de información que genera esté alineada con la mejor evidencia disponible.
La presencia de Vargas en este foro internacional también facilita la colaboración con investigadores, médicos y educadores de todo el mundo. Compartir buenas prácticas, adaptar estrategias a diferentes contextos y participar en discusiones interdisciplinarias fortalece su capacidad para replicar y escalar modelos exitosos en América Latina y comunidades hispanohablantes en Estados Unidos.
Uno de los aportes más valiosos de Vargas es su capacidad de adaptar mensajes sin perder precisión. Mientras la ciencia aporta datos, ella construye relatos.
Su habilidad para traducir conceptos como «melanoma» o «exposición UV crónica» en ejemplos cercanos convierte lo abstracto en algo tangible: el sombrero que protege, la sombra que cuida, el espejo que detecta a tiempo.
La importancia de esta perspectiva es doble: primero, combate la desinformación, que en muchos lugares sigue alimentando mitos peligrosos; segundo, promueve el empoderamiento comunitario, haciendo que las personas se reconozcan como protagonistas de su salud y no como pacientes pasivos.
«La prevención es efectiva cuando la comunidad se la apropia», ha dicho Vargas en varias oportunidades.
En términos de impacto, su pertenencia a la AACR es una forma de validar la comunicación especializada como componente crítico en la estrategia de prevención global.
Si bien durante mucho tiempo el foco de la inversión se ha centrado en tratamientos, hoy se comprende que la educación temprana, el acceso a información fiable y las campañas adaptadas culturalmente pueden evitar miles de diagnósticos cada año.
Gracias a este reconocimiento, Vargas también puede impulsar nuevos proyectos: capacitación a comunicadores en temas de salud, diseño de materiales educativos multilingües, generación de campañas conjuntas entre instituciones de investigación y redes comunitarias. Este tipo de iniciativas no solo extiende el alcance del trabajo de la AACR, sino que mejora la equidad en salud.
La relevancia de integrar voces como la de Solmayra Vargas es, finalmente, una señal de hacia dónde se dirige la salud pública global: hacia un modelo más inclusivo, más comunicativo, más participativo. En ese futuro, prevenir no será simplemente aplicar una vacuna o hacerse un examen; será también entender los mensajes, confiar en las fuentes y actuar en consecuencia. Y para todo eso, hacen falta voces que cuenten bien. Vargas es una de ellas.
Con este nuevo rol dentro de la AACR, su trabajo no solo gana visibilidad: se amplifica. La ciencia necesita comunicadores que la hagan vivir fuera del laboratorio. La comunicación necesita ciencia para sostener su legitimidad.
En ese cruce, Solmayra Vargas ha encontrado un lugar desde donde puede seguir haciendo lo que mejor sabe: construir puentes entre el dato y la decisión, entre la teoría y la vida diaria, entre el saber y el cuidar.




