El 25 de julio de 1976, la sonda especial Viking 1 de la NASA envió a la Tierra la foto que puedes ver en la apertura de la noticia. La prensa rápidamente la bautizó con el nombre de la Cara de Marte, y a su alrededor surgieron todo tipo de teorías extraterrestres y conspiranoicas.
La foto muestra lo que parece ser un rostro humano, tallado en la superficie de Marte. Más concretamente, en la región de Cidonia. Tiene 1,5 kilómetros de ancho.
La explicación científica de la NASA para esta Cara en Marte fue clara (y correcta) desde el principio. Se trata de una formación rocosa en donde la sombra provocada por los rayos de sol, en un inclinación de 20 grados, produce la ilusión óptica de un rostro.
A ello contribuyeron fallos en la transmisión de la sonda Viking, que añadió puntos a la foto, y casualmente uno de ellos añadió un “agujero de la nariz” al rostro.
El Rostro de marte, ¿una civilización extraterrestre?
Prácticamente todo el mundo que mira esa fotografía, ve un rostro. Es una defecto de nuestro sistema de visión que se llama pareidolia. Se trata de una característica psicológica de nuestro cerebro que nos hace ver formas reconocibles donde no las hay.
Hace poco disfrutamos de otro divertido efecto de pareidolia en el espacio, con el Sol que se ríe.
Pero una cosa es lo que nuestro cerebro interpreta, y otra distinta, la realidad. La ciencia (y el sentido común), nos dice que es imposible que el sol se ría. En el caso de la Cara de Marte, muchas personas creyeron ver la prueba de una civilización extraterrestre.
Se dedicaron artículos, programas de radio y televisión, y numerosos libros a este tema. El negocio estaba hecho.
Es curioso cómo algunas personas tienden a renegar de la ciencia, porque les resulta más “creíble” lo que dice un pseudocientífico, o una teoría de la conspiración. Lo estamos viendo en nuestros tiempos con el cambio climático o las vacunas.
En el caso de la Cara de Marte, la supuesta civilización extraterrestre y otras teorías conspiranoicas fueron desmontadas por la tecnología. En concreto, por algo tan sencillo como unas cámaras espaciales con más resolución.
En 1998 y 2001, la sonda Mars Global Surveyor realizó nuevas fotografías a la Cara de Marte, desde más cerca y con más resolución, que desmontaban por completo la forma de la roca marciana:
En la nueva imagen, la sombra del sol ya no está. El mayo detalle permite apreciar su forma real, una montaña de roca en el suelo marciano.
Posteriores visitas de la Mars Odyssey en 2002 y de la Mars Express de la Agencia Espacial Europea, obtuvieron imágenes en color, y desde otra perspectiva:
Más allá del intento de hacer negocio de unos cuantos, hay una fuerza instaurada en el ADN de los seres humanos, que nos impulsa a creer desesperadamente que no estamos solos en el universo.
Desde la Cara de Marte a los avistamientos ovnis, hay un deseo de encontrar otros seres inteligentes como nosotros. Por desgracia, la ciencia también nos recuerda que, si esas civilizaciones existen, es muy difícil que lleguemos a contactar.
Sabemos que no hay vida inteligente cerca, y más allá, las distancias son enormes. La ciencia aún no sabe cómo resolver el problema de la distancia.
La Cara de Marte es un curioso ejemplo de pareidolia, que acabó convertido en un fenómeno mundial, y dió lugar a todo tipo de teorías extraterrestres y conspiraciones. Todo quedó aclarado con algo tan sencillo como una cámara con más resolución. La moraleja es sencilla: hay que creer en la ciencia.