La guerra en Ucrania no ha hecho más que incrementar la confianza que los ejércitos depositan en los drones como primera línea de batalla.
En los últimos años, se han podido ver increíbles avances en este tipo de tecnología, como los impulsados por inteligencia artificial –con capacidad de fijar objetivos de forma autónoma– o los denominados enjambres, que actúan conjuntamente.
A pesar de que Rusia ha avanzado de forma impresionante en el desarrollo de drones militares, Ucrania tiene aliados importantes que le suministran decenas de miles de este tipo de dispositivos, con el objetivo de asegurar sus defensas.
Uno de los últimos ejemplos es la ayuda ofrecida por Portugal, gracias al dron europeo AR3, el cual se estima que ha contribuido a destruir activos militares de Rusia por valor de 2.500 millones de dólares, según recoge el medio especializado Energy Reporters.
Tal es la popularidad de este dron europeo que Taiwán ha sellado recientemente un acuerdo con la compañía portuguesa Tekever para su posible fabricación a nivel local en el país, ante una posible invasión por parte de China.
Entre las principales características que destaca la página oficial del dron AR3, cabe destacar que integra sensores e infrarrojos, sistemas de retransmisión, resistencia a condiciones meteorológicas adversas y permite alcanzar velocidades de crucero de entre 75 y 90 kilómetros por hora.
Concretamente, en la guerra de Ucrania este dron ha servido para lograr adentrarse en territorio enemigo pasando desapercibido y, a partir del reconocimiento, poder fijar los objetivos para bombardearlos.
“Nuestra misión consiste en localizar objetivos enemigos de alto valor”, explica en un vídeo Kostiantyn, comandante del ejército de Ucrania en el marco de la guerra contra las tropas rusas. “Este dron nos ha permitido mantenernos en el aire durante largos períodos, además de dirigir operaciones desde el cielo el día entero sin tener que aterrizar”.
En su caso, Tekever, la compañía con sede en Portugal, ofrece soporte dedicado a reparaciones de este dron en Ucrania, además de almacenamiento de repuestos y logística; a ello se suma también la intención de crear un centro de investigación y desarrollo en el país.
Adicionalmente, ante las últimas invasiones del espacio aéreo de Polonia, Estonia y Dinamarca por parte de Rusia, la Unión Europea ha confirmado la necesidad de crear un “muro de drones” para poder identificar amenazas en las fronteras.
Dentro de esta escalada armamentística, la guerra en Ucrania ya ha dado lugar a consecuencias negativas sobre la salud mental de los soldados que se hayan bajo la amenaza constante de los drones, la bautizada como dronefobia.
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