Los perros de Chernóbil tienen al menos diez diferencias en su ADN con respecto a otros canes de zonas cercanas, y evolucionan más rápido que ellos. Esa es la conclusión a la que ha llegado un completo estudio publicado por más de 10 expertos en radiación.
En 1986 tuvo lugar el accidente nuclear más grave la historia. Un reactor de la central nuclear de Chernóbil, en Ucrania, cuando todavía formaba parte de la Unión Soviética, explotó sin previo aviso, provocando una nube radioactiva que recorrió Ucrania, Rusia, Europa, e incluso llegó a Estados Unidos.
La ciudad de Pripyat, de 50.000 habitantes, fue evacuada y posteriormente abandonada. Lo mismo ocurrió con otras poblaciones más cercanas.
Se estableció un área de exclusión de 2.600 Kilómetros cuadrados, en donde se prohibó la entrada, por la alta contaminación. Todos los seres humanos abandonaron el lugar, pero atrás quedaron muchos perros callejeros, y otros animales:
La mayoría murieron por la radiación. Otros fueron cazados por la policía o la propia población, para evitar que extendiesen la radiación.
Pero de algunas forma, unos cuantos sobrevivieron, y sus descendientes vagan libres por la zona de exclusión de Chernóbil. Muchas especies de animales y plantas quedaron diezmadas y no se han recuperado, pero otras han recobrado el esplendor de antaño, aunque con algunos cambios, como les ha ocurrido a las ranas.
Un estudio publicado en Science Advances, ha examinado el ADN de 302 perros callejeros que viven en la zona de exclusión de Chernóbil. Muchos de ellos no han tenido contacto con los seres humanos.
El análisis de su ADN desvela al menos 10 cambios en sus genes, que no tienen los perros que viven en zonas cercanas, pero fuera de la zona de exclusión.
Además han constatado que estos animales han evolucionado más rápido que sus congenéres vecinos.
Lo lógico es que exista una relación entre la alteración de los genes y la radiación. Especialmente porque desde el accidente han pasado casi 40 años, y ya se han sucedido al menos 9 o 10 generaciones de perros afectados por la radiación.
El problema es que es díficil demostrarlo, porque no se sabe el origen de estos perros. Algunos podrían haberse colado en la zona hace poco, otros podrían llevar más o menos años, o las causas de la mutación podrían deberse a otros eventos.
Los perros mutantes de Chernóbil son una realidad, pero aún no podemos explicar por qué han cambiado más de 10 genes, y por qué evolucionan más rápido. El estudio de animales y plantas sometidos a radiación durante décadas, es muy importante para saber cómo afecta a los seres vivos.