Decía Tolstoi en ‘Ana Karenina’ aquello de que todas las familias felices se parecen pero que todas las desgraciadas son diferentes. A pesar de ello, probablemente preferimos que nos toque en la cara buena de la moneda, de manera que aunque tengamos ciertas fricciones con los seres que no hemos elegido pero que nos acompañan siempre, podamos sentirnos amados y comprendidos por ellos.
Según informa ‘Psychology Today‘, hay seis características que todas las familias sanas deben cumplir y que, aunque pueden parecer fáciles de identificar, en realidad no lo son. Muchos no sabemos realmente lo que hace a una familia psicológicamente sana. A continuación lo explicamos.
Respetan los límites emocionales y físicos saludables
En una familia sana los niños y otros miembros de la familia tienen privacidad, y todos los miembros lo entienden y respetan. En familias saludables, los padres hacen la mayor parte del trabajo emocional con sus hijos al modelar la empatía, el autocontrol y los comportamientos apropiados en respuesta a las emociones o el estrés. El papel de los niños es aprender.
Ven a cada miembro de la familia como un individuo con una opinión
Todos pueden tener una opinión y todos los miembros de la familia deben respetar y permitir que esas opiniones se expresen siempre que sean respetuosas, incluso si los adultos toman la decisión final. En familias donde hay poco espacio para opiniones diferentes, es común que los niños crezcan y se conviertan en adultos que no saben quiénes son. Cuando siempre te enseñan cómo y qué pensar, es normal que no sepas cómo hacerlo por ti mismo.
Establecen reglas y expectativas consistentes, justas y apropiadas para la edad
Todas las familias tienen reglas y sería normal encontrar hogares con diferentes conjuntos, pero las reglas que son inconsistentes o no apropiadas para la edad crean un ambiente de confusión y caos. Los niños todavía están creciendo y aprendiendo, por lo que las expectativas de un cuidador sobre ellos no deben ser las mismas que sus expectativas sobre ellos mismos o sobre otros adultos.
Satisfacen las necesidades de cada persona de manera apropiada
Todos los miembros se preocupan por la salud y el bienestar de los demás, pero de una manera apropiada para su edad. Los padres brindan atención emocional a los niños; no de la otra manera. Lo mejor que pueden, otros miembros también buscan satisfacer las necesidades de sus otros miembros de la familia.
Todos los miembros se preocupan por la salud y el bienestar de los demás, pero de una manera apropiada para su edad. Los padres brindan atención emocional a los niños; no de la otra manera
Todos los miembros de la familia se sienten seguros y protegidos
Los niños de una familia saludable se sienten seguros aprendiendo, creciendo y cometiendo errores. Tienen una sana comprensión de los errores y entienden que no desafiarán ni amenazarán su seguridad. El amor es incondicional.
Esperan los errores y los perdonan de manera saludable
Los miembros de la familia entienden que todos somos humanos aprendiendo y creciendo. El conflicto se maneja de manera apropiada y segura, con adultos modelando formas apropiadas de manejar desacuerdos y disputas. Estas familias exploran los errores para comprenderlos y mejorarlos, en lugar de avergonzar a las personas por ellos. Los niños entienden que serán castigados por un comportamiento inaceptable, pero que también serán perdonados por cometer errores, en lugar de tenerlos en su contra durante años.
Decía Tolstoi en ‘Ana Karenina’ aquello de que todas las familias felices se parecen pero que todas las desgraciadas son diferentes. A pesar de ello, probablemente preferimos que nos toque en la cara buena de la moneda, de manera que aunque tengamos ciertas fricciones con los seres que no hemos elegido pero que nos acompañan siempre, podamos sentirnos amados y comprendidos por ellos.