El fútbol lleva más de siete décadas tratando de encontrar su espacio en una República Dominicana que abrazó el arcoíris de deportes en la segunda mitad del siglo pasado y que ata cinco ciclos olímpicos subiendo al podio.
Pero en menos de cinco años, el balompié ha pasado de bordear el precipicio con un mayúsculo escándalo de corrupción en el seno de la Federación a tocar atmósferas que pocos se atrevían soñar, en el terreno y como organizador.
El otorgamiento de la sede de la Copa del Mundo sub-17 femenina 2024 al país es el más reciente de una prolongada tanda de goles que ha conseguido el país a partir de 2021, una que comenzó en plena pandemia y que no parece tener límites.
Cuando el país acoja el Mundial de niñas el próximo año será apenas la segunda vez que la FIFA lleve un torneo de alcance planetario al Caribe. Solo Trinidad & Tobago acogió el otro, el sub-17 de varones, en 2001.
La infraestructura
Las primeras lluvias llegaron en 2021 cuando el país se convirtió en la sede principal de región para el montaje de torneos internacionales, de selecciones nacionales a todos los niveles y de clubes.
Las facilidades logísticas del país, desde aeropuertos, hoteles, consulares, comunicaciones y estadios convenció a la Concacaf de traer a suelo quisqueyano hasta a selecciones que en su territorio no disponían de las facilidades, por tema de restricciones sanitarias o de seguridad, como el caso de Haití, tanto a nivel de equipo nacional como de clubes.
En los últimos 30 meses cerca de 300 partidos internacionales han tenido lugar en suelo en los estadios Félix Sánchez, Panamericano de San Cristóbal, Cibao FC y Parque del Este.
Eso incluye más de dos docenas de encuentros que no involucraron a equipos nacionales e incluyó parte del proceso clasificatorio al Mundial de Qatar, con países como Panamá, T&T y Barbados disputando choques en tierra duartiana.
Tras esas buenas notas como anfitrión, este año la Concacaf escogió a la República Dominicana como la sede para levantar un centro de desarrollo regional, un moderno complejo que conllevará una inversión inicial de US$30 millones y que sería levantado en Santo Domingo Este.
Un terreno en la cercanía de la Ciudad Juan Bosh lleva la delantera para quedarse con la instalación, entre otros factores, por su cercanía al AILA, su conexión con el Distrito Nacional a través de la avenida Ecológico y su conexión con la Circunvalación, que facilitaría su llegada tanto a la zona del Cibao como a la autopista Juan Pablo II (que conecta con Samaná).
Empuje en la cancha
En el terreno, la clasificación de la selección sub-20 al Mundial que se disputó en Argentina marcó la primera aparición criolla a ese nivel. Ese mismo grupo también logró el inédito pasaje a unos Juegos Olímpicos y estará en París 2024.
Un empuje que ha llevado a un grupo de empresarios a apoyar la iniciativa para trabajar en las bases y empujar al país a buscar la clasificación al Mundial de mayores, con la vista puesta en 2030.
Las goleadas de la sub-20 en Argentina y el 5-0 recibido por la absoluta este mes en su visita a Chile recuerdan el enorme trayecto que falta recorrer, en las bases y en toda la estructura, antes de llegar al evento cumbre de la FIFA.
El desafío
Albergar el Mundial sub-17 femenino conllevará el remozamiento del Estadio Olímpico Félix Sánchez en áreas como las luces y las graderías.
“Sin lugar a dudas es un hecho trascendental que nos llena de orgullo y emoción, que República Dominicana siga destacando entre las de 211 naciones miembro de la FIFA. Esta es la noticia del siglo para el fútbol dominicano porque nos dará una proyección internacional muy importante”, dijo Rubén García, presidente de la Fedofútbol.
La Concacaf, la rama regional de la FIFA, ya advirtió este mes a la Federación Dominicana, que las lámparas del estadio capitalino no aportan los lúmenes necesarios para acoger partidos de la Copa de Clubes del Caribe.
El estadio del Cibao FC (Santiago), La Vega y Moca se perfilan como las otras sedes para el torneo que acogerá a 16 selecciones.
Este cúmulo de buenas noticias ha llegado sin que se cumpliera el primer lustro de la suspensión de quien fuera la cabeza del fútbol dominicano por dos décadas, Osiris Guzmán, sancionado por la FIFA por siete años de toda actividad vinculada con el fútbol.