Abinader: logramos abrir el país gracias a una política de salud «rigurosa y planficada»
EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- El presidente de la República, Luis Abunader, aprovechó este domingo su participación en la 75 Asamblea Mundial de la Salud para destacar que se pudo lograr tener un país «abierto para el mundo» y con baja letalidad por COVID-19, gracias a una política de salud «rigurosa y Planificada».
«Logramos ser un país abierto al mundo, con una de las letalidades más bajas del planeta; no fruto del azar o del destino, sino de una política rigurosa, planificada, y gracias a unos profesionales de la salud a los que estaremos eternamente agradecidos por su trabajo», manifestó.
En la asamblea realizada en Suiza por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el mandatario también resaltó que al día de hoy, se ha administrado más de 15 millones de vacunas a nivel nacional, garantizando el esquema de vacunación de dos dosis en casi 6 millones de personas de una población inicial objetivo de 7.8 millones.
De igual forma, sostuvo que la Organización Mundial del Turismo reconoció recientemente a República Dominicana como el primer país en el mundo en lograr la recuperación total del turismo tras la pandemia.
Abinader ponderó que la media isla fue declarada recientemente como país en categoría número uno en riesgo de COVID-19 por el Center for Disease Control de Estados Unidos.
Salud en medio de guerra
“Cuando todavía persiste la pandemia causada por el COVID-19, y ahora que una horrible acción de guerra altera la paz mundial, celebramos que esta asamblea tenga lugar bajo la iniciativa que el secretario general ha bautizado como Paz para la Salud y Salud para la Paz».
Exhortó a continuar multiplicando los esfuerzos en favor de soluciones universales.
Para asegurar una paz sostenible y duradera, estimó, es necesario garantizar el acceso universal a la salud, y esto incluye asegurar el acceso equitativo, particularmente de los países más necesitados, a las vacunas y a las tecnologías de salud, mediante la creación de un fondo para la atención de futuras crisis.
Consideró que tras dos años de la pandemia que ha puesto a prueba a la humanidad y a todas las instituciones, por lo que esta reunión constituye una oportunidad histórica para fortalecer la arquitectura universal de la seguridad en salud.
Abinader señaló que las víctimas cobradas por esta enfermedad se cuentan por millones, dejan de tener identidad, y se convierten en una estadística. Sin embargo, agregó, las historias de pérdidas humanas son algo que no debe perderse de vista.
Un mundo más humano
“Cada muerte cuenta, cada vida perdida es un proyecto humano inconcluso, que nos llena de pesar y a la vez de humildad y que nos debe mover hacia un mundo más humano, consciente, e igualitario en el que tener servicios de salud más dignos y en el que estemos preparados para cualquier crisis sanitaria”, proclamó Abinader.
Observó que ahora, y con casi todas las restricciones relajadas, gana la batalla la idea de que los riesgos han pasado.
“No es así, como bien dice este organismo, debemos seguir atentos, cuidándonos y manteniendo la guardia en alto en un mundo cambiante y de constante adaptación”, advirtió.
Opinó que las lecciones de la pandemia abren la oportunidad para un nuevo pacto internacional en favor de una gobernanza global de la salud.
Una gobernanza, explicó, que debe estar fundamentada en la solidaridad, tanto de la divulgación del conocimiento, de las tecnologías y de las políticas públicas más adecuadas para la gestión de los riesgos y amenazas sanitarios.
Asimismo, al acceso equitativo a las soluciones terapéuticas y vacunas actualmente disponibles.
Dijo entender que en el marco de la tragedia que sacudió a las naciones, los gobiernos se vieron compelidos a priorizar a sus poblaciones y garantizarles el acceso inmediato a la solución más efectiva disponible: las vacunas.
Pero en esta Asamblea, propuso, se deben revisar los criterios de solidaridad y comprometernos con el derecho mundial a la salud de todos los ciudadanos del mundo, independientemente de su lugar de residencia.
“Es necesario reevaluar los criterios y mecanismos a partir de los cuales se brinda el acceso de los países en vías de desarrollo a los insumos imprescindibles, para que éstos puedan continuar avanzando en la erradicación de la pandemia y controlar su impacto a nivel doméstico”, apuntó.
Destacó que la República Dominicana, convencida de esta realidad y pese a sus limitados recursos, decidió realizar donaciones de vacunas a otros países de la región, siempre motivado por la solidaridad que caracteriza a todos los dominicanos y dominicanas.
Planteó la importancia de la socialización de los conocimientos, de las investigaciones y de los esfuerzos para innovar estrategias, producir tecnología y elaborar nuevas moléculas terapéuticas para luchar contra el COVID-19.
Garantizó que la República Dominicana asume su compromiso como estado miembro de esta OMS, de trabajar, junto a ella, por un mundo más saludable, más justo y de iguales esperanzas para todos y todas.