Cae en España banda que estafaba con IA y falsas inversiones en criptomonedas

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Las autoridades españolas detuvieron a seis miembros de una organización criminal acusada de estafar a unas 208 personas, con pérdidas que superarían los 19 millones de euros. El eje de la estrategia habrían sido promesas falsas de ganancias con criptoactivos.

La historia comenzó hace más de dos años, cuando un hombre denunció en Granada haber sido estafado por 624.000 euros. Su caso dio pie a una investigación que permitió desarticular a una red ilícita dedicada a promocionar inversiones falsas en criptomonedas.

Paralelamente, en Alicante, otra unidad policial investigaba al mismo grupo, pero por su presunta implicación en delitos de falsificación de documentos. Ambas fuerzas unieron esfuerzos y coordinaron sus acciones, lo que resultó clave para avanzar en la investigación y desmantelar por completo el entramado delictivo.

Al momento de redactar esta nota, las fuerzas de seguridad ya han registrado la vivienda de la líder del grupo y decomisado varios teléfonos móviles, computadoras, discos duros e incluso un arma simulada. Además, se han bloqueado más de 100.000 euros procedentes del dinero robado a las víctimas.

El fraude comenzaba con anuncios colocados de forma estratégica en sitios web y redes sociales, diseñados para atraer a personas con un perfil específico previamente seleccionado mediante algoritmos. Estas campañas ofrecían inversiones en criptomonedas con supuestos retornos elevados y sin riesgo de pérdida. Para aumentar la credibilidad, los estafadores utilizaban inteligencia artificial para generar videos falsos en los que reconocidas figuras públicas recomendaban invertir en estos productos.


Imagen de una computadora encontrada en uno de los lugares donde operaba la red criminal.
Una red criminal, miles de víctimas y millones en pérdidas: la trastienda de una nueva estafa con criptoactivos en España. Fuente: El Mundo / Dailymotion

Una vez captada la atención de las víctimas, el grupo se ganaba su confianza, haciéndose pasar por asesores financieros e, incluso en algunos casos, simulando vínculos afectivos. Al principio, los afectados creían obtener los altos rendimientos prometidos, pero muchas veces recibían información manipulada a través de páginas web falsas. Cuando intentaban retirar su dinero, comenzaban las excusas y trabas. Más adelante, los criminales volvían a contactarlos, esta vez haciéndose pasar por intermediarios que aseguraban poder desbloquear los fondos, pero solo a cambio de nuevos pagos. Así robaban por segunda vez.

La segunda fase del fraude comenzaba cuando los afectados, tras haber denunciado lo ocurrido ante la policía, recibían nuevos contactos por parte de supuestos agentes de Europol o falsos abogados extranjeros. Estos les aseguraban haber recuperado sus fondos, pero les pedían un último pago para cubrir supuestos impuestos asociados al país donde el dinero estaba bloqueado. Con la esperanza de recuperar su inversión, muchos usuarios accedían al pago, sin saber que volvían a caer en la trampa.

La complejidad de la operación policial radicó en la dimensión internacional del entramado, que incluía una red de empresas pantalla repartidas por toda España y una estructura tecnológica y financiera sofisticada. Los integrantes del grupo usaban múltiples identidades falsas —la cabecilla llegó a emplear más de 50— y operaban desde distintos puntos de Alicante, donde finalmente se produjeron las detenciones. A los implicados se les imputan cargos por estafa, blanqueo de capitales y falsificación de documentos. La investigación, coordinada entre la Policía Nacional y la Guardia Civil bajo la dirección de la Fiscalía de Granada, sigue abierta con ramificaciones en otros países.

Este caso no es aislado. También en España, a mediados de marzo, una operación policial permitió desarticular otra red criminal que operaba en Madrid, Málaga y Murcia, basada en un esquema piramidal vinculada a inversiones en criptomonedas. El grupo, liderado por un programador detenido en Málaga, habría engañado a más de 3.600 personas, generando pérdidas que podrían superar los 30 millones de euros. Para atraer nuevos inversores, crearon una plataforma que prometía rentabilidades —de hasta un 300% anual— completamente alejadas de la realidad del mercado.

Para evitar caer en este tipo de fraudes, es clave desconfiar de las promesas de ganancias rápidas y sin riesgo, sobre todo si provienen de fuentes desconocidas o poco fiables. Antes de invertir en criptoactivos, conviene investigar bien las empresas y plataformas, comprobar si están registradas ante organismos oficiales y consultar siempre fuentes confiables. Y si hay dudas, no hay nada de malo en pedir asesoramiento a expertos independientes.

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