Hace muchos años, leí en la novela ‘’ Murieron a mitad del río, de Luis Spota, una frase que ahora asimilo mejor con los años. ‘’ Es mejor vivir antes que escribir. El talento y la imaginación pobremente reemplazan la realidad’
¿Y cuál es la realidad irreemplazable? Pues que cada día se agiganta la tendencia a olvidar a nuestros grandes hombres.
Ahora que la República Dominicana tiene el compromiso histórico de ser sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, 2026, con el valor agregado de que se festejará el centenario del gran evento regional. Pienso que es más que propicia la ocasión para dignificar la estatura histórica de Juan Ulises García Saleta y enmendar un error histórico con relación al padre del olimpismo dominicano.
Cuando este trabajo esté bajo los ojos de mis lectores, se estarán celebrando en San Salvador, los Juegos Centroamericanos y del Caribe en su versión XXIV, teniendo la República Dominicana, la responsabilidad de ser subsede en siete disciplinas deportivas.
Es un deber de los líderes del l Movimiento Deportivo, con los clubes deportivos y culturales al frente, dar a conocer a esta y futuras generaciones, no solamente que Wiche García Saleta fue un gran propulsor del deporte, sino que fue quien concibió la genial idea de construir el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte en los terrenos del antiguo aeropuerto, general Andrews.
Hoy disfrutamos del complejo deportivo y pocas veces recordamos que hubo alguien que puso en peligro su vida, que peleó gallardamente contra personas poderosas que querían apoderarse de esos terrenos, que se valió de grandes amigos, como el presidente Héctor García Godoy para realizar lo que parecía un sueño: ese fue Juan Ulises García Saleta, Wiche
Al él le cabe el honor de haber impulsado la celebración en el país de los famosos XII juegos de 1974, evento que catapultó el deporte nacional en el sentido lato de la palabra. Fue un visionario.
Wiche fue atleta, secretario de deportes, presidente del Comité Olímpico Dominicano, miembro de ODEPA, ODECABE y acompañó al atleta, Alberto-‘’ El Gringo’’ Torres, como delegado a los juegos olímpicos de Tokio, Japón en 1964. .
Sé que el Ministerio de Deportes que dirige Francisco Camacho, tiene en carpeta una gran remodelación de todo el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, y pienso que esa será la ocasión propicia para enmendar el error histórico al que hago alusión. ¿Cuál es? Ponerle a ese parque deportivo el nombre que debió llevar desde el primer día: Juan Ulises García Saleta, Wiche.
Juan Pablo Duarte, nuestro eterno padre de la patria, estará lleno de regocijo, pues fue él quien nos enseñó a ser justos para poder ser felices.
Por: Ramón Rodríguez
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