La energía eólica avanza a pasos de gigante, y ya es una energía clave para reducir la dependencia del gas ruso, y frenar el cambio climático. Pero también es la responsable de la muerte de cientos de miles de aves al año. Hay una solución, que no va a gustar: pintar las turbinas con rayas negras alternas.
Las turbinas eólicas, los clásicos molinos de viento, ya generan el 23% de la electricidad que se consume en España. Y la cifra va a aumentar en los próximos años, con el objetivo de cortar la dependiencia con los combustibles contaminantes.
Pero las turbinas eólicas tienen un problema: son las causantes de la muerte de miles de aves, muchas en peligro de extinción. Las aves no las ven y chocan contra sus aspas, o son absorbidas por la succión que generan.
Las compañías responsables de las instalaciones utilizan diferentes métodos para intentar que los animales no se acerquen a las aspas de las turbinas, desde altavoces que emiten sonidos y ruidos, a la propia construcción de la granja eólica evitando los pasos migratorios o los nidos.
Turbinas con rayas negras, ¿es viable?
Pese a las medidas preventivas, algunos estudios han calculado que cada año mueren entre 150.000 y 500.000 aves en todo el mundo, por culpa de los molinos de viento. Es una cifra terrible, aunque fallecen muchas más por la contaminación y el cambio climático.
Lo malo de esta cifra es que va a ir aumentando, a medida que se instalan más turbinas eólicas. ¿Qué se puede hacer al respecto?
Según informa NewScientist, un estudio llevado a cabo en Suecia hace un par de años comprobó que pintar una única aspa de la turbina de color negro, reduce la muerte de aves en un 70%. Ahora otra investigación firmada por Graham Martin, de la Universidad de Birmingham, y Alex Banks, de Natural England, proponen pintar los aerogeneradores con rayas negras alternas.
Aseguran que este patrón es muy contrastado, así que las aves puedes verlo incluso casi a oscuras. Cuando las aspas giran, genera un efecto de “parpadeo” que asustará a los animales.
La solución parece bastante obvia: conseguir que las aspas se vean desde lejos para que los pájaros las esquiven. Pero es justo el propósito contrario con el que se diseñaron.
Las turbinas eólicas son blancas, precisamente, para que pasen desapercibidas y los humanos las veamos lo menos posible. Que es lo que les pasa a las aves, por eso se chocan con ellas, o se acercan demasiado y son absorbidas.
No parece haber una solución intermedia: si son blancas matan a miles de aves, y si pintamos las aspas de las turbinas eólicas con rayas negras, hacen daño a los ojos. ¿Con qué opción nos quedamos?