Investigadores han descubierto una técnica que es capaz de hacer que la piel de los animales sea transparente y lo único que se necesita es colorante alimentario.
En concreto, consiguieron que la piel de los cráneos y abdómenes de ratones vivos, fuera transparente, y lo que requirieron fue una mezcla de agua y un colorante alimentario común, llamado tartrazina, que podemos encontrar en los copos de maíz, dulces, bebidas energéticas, caldo de pollo y patatas fritas.
Esta investigación, publicada en la revista Science, permite a los médicos ofrecer una nueva forma de ver los órganos dentro del cuerpo humano, sin necesidad de romper los tejidos suprayacentes.
“De cara al futuro, esta tecnología podría hacer que las venas sean más visibles para la extracción de sangre, hacer que la eliminación de tatuajes con láser sea más sencilla o ayudar en la detección temprana y el tratamiento del cáncer”, dice el Dr. Guosong Hong, de la Universidad de Stanford en Estados Unidos.
Keyi “Onyx” Li/U.S. National Science Foundation
“Por ejemplo, ciertas terapias utilizan láseres para eliminar células cancerosas y precancerosas, pero se limitan a zonas cercanas a la superficie de la piel. Esta técnica podría mejorar la penetración de la luz”.
Para llegar a esa técnica, primero vieron como la luz interactúa con los tejidos biológicos.
Para ello necesitaron investigar sobre el tema de la dispersión de la luz y también sobre el proceso de refracción, que es cuando la luz cambia de velocidad y se dobla a medida que viaja de un material a otro.
La investigación comenta que la dispersión es la razón por la que no podemos ver a través de nuestro cuerpo.
Así que se dieron cuenta que si querían hacer transparente el material biológico tenían que encontrar una forma de hacer coincidir los diferentes índices de refracción.
Los investigadores, basándose en fundamentos del campo de la óptica, se dieron cuenta de que los colorantes que son más eficaces para absorber la luz también pueden ser muy eficaces para dirigir la luz de forma uniforme a través de una gama de índices de refracción.
Es por ello que utilizaron la mencionada tartrazina, que además no parecía tener efectos a largo plazo, y cualquier exceso se excretaba en 48 horas.
“La transparencia tarda unos minutos en aparecer. Es similar al funcionamiento de una crema o mascarilla facial: el tiempo necesario depende de la rapidez con la que las moléculas se difunden en la piel. Es importante que el tinte sea biocompatible: es decir, que sea seguro para los organismos vivos”, añaden. “Además, es muy barato y eficiente; no necesitamos mucha cantidad para funcionar”.
Cabe aclarar que todavía no han probado este proceso en seres humanos, cuya piel es 10 veces más gruesa que la de los ratones.
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