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Científicos proponen una nueva teoría que lo cambiaría todo: la conciencia se oculta en los campos magnéticos y eléctricos del cerebro

¿Por qué somos conscientes? ¿Qué hace que podamos pensar, sentir o imaginar? Aunque llevamos décadas estudiando el cerebro humano, la ciencia aún no tiene una respuesta clara. Tradicionalmente, la conciencia se ha atribuido al funcionamiento de las neuronas, esas células que transmiten información mediante impulsos eléctricos. 

Pero ahora, una nueva teoría sugiere que hemos estado mirando en el lugar equivocado, ya que la conciencia podría esconderse en los campos magnéticos y eléctricos generados por el propio cerebro. Es decir, en la actividad electromagnética que ocurre cuando las neuronas se comunican.

La teoría de los campos efápticos está captando cada vez más atención. A diferencia de las clásicas hipótesis basadas únicamente en sinapsis y conexiones neuronales, esta propone que los campos electromagnéticos creados por las neuronas al disparar influyen de manera directa en la mente consciente. 

Estos campos, aunque sutiles, pueden interactuar entre sí y con otras células cercanas, como si fueran una especie de lenguaje silencioso e invisible. Son precisamente los mismos que se registran en un electroencefalograma (EEG), pero hasta hace poco no se pensaba que pudieran tener un papel activo en la conciencia.

Una nueva teoría sacude la neurociencia

Tamlyn Hunt, investigadora de la Universidad de California en Santa Bárbara, ha defendido esta idea en Scientific American

Según Hunt, el término “efáptico” significa simplemente “tocar sin contacto físico”, una referencia a cómo estos campos eléctricos pueden afectar el comportamiento neuronal sin necesidad de una conexión directa. 

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“Resultados experimentales intrigantes, que sugieren que estas fuerzas desempeñan un papel más importante en el cerebro de lo que se sospechaba, y tal vez incluso en la conciencia”, afirma.

Un experimento que refuerza esta teoría fue realizado en 2019 por un equipo de la Universidad Case Western Reserve. Cortaron completamente el hipocampo de un ratón, una parte crucial del cerebro relacionada con la memoria, y aun así registraron actividad que parecía “saltar” el corte. 

Esto no habría sido posible si no existiera una forma de comunicación que no dependiera del contacto físico directo. La única explicación plausible, según los investigadores, es el acoplamiento eléctrico entre zonas separadas.

Además, este fenómeno desaparecía si las secciones del cerebro estaban separadas por más de 400 micras. Es decir, hay un rango efectivo en el que estos campos pueden actuar. Dominique M. Durand, líder del estudio, declaró que este hallazgo fue tan sorprendente que incluso los científicos a los que se lo contaron no podían creerlo al principio.

Otra ventaja de esta hipótesis es que podría resolver una vieja paradoja, que los procesos neuronales, por sí solos, parecen demasiado lentos para explicar muchas funciones cognitivas complejas. Pero si los campos efápticos entran en juego, la velocidad se multiplica enormemente. 

Un estudio de 2020 estimó que este tipo de interacción podría hacer que la información se transmita hasta 5.000 veces más rápido que por vías neuronales tradicionales.

Por supuesto, la teoría de la conciencia electromagnética aún tiene muchos detractores. Uno de sus grandes desafíos es que, aunque explica algunos fenómenos interesantes, todavía no resuelve el “problema difícil de la conciencia”, el cómo surge la experiencia subjetiva, el hecho de sentir, de tener un yo interior. 

Quizá la conciencia no esté dentro de las neuronas, sino entre ellas, flotando en los campos invisibles que las conectan.

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Etiquetas: estudios

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