Lo que antes parecía totalmente sacado de una película de Spielberg, hoy está más cerca de convertirse en realidad. Desde que en 1993 un equipo de IBM demostró teóricamente que la teletransportación era posible, los científicos no han dejado de soñar con el día en que se pueda enviar a una persona de un lugar a otro al momento.
Desde entonces, se puede decir que el camino ha sido bien largo, ya que, en 1998, físicos del Caltech y la Universidad de Gales lograron teletransportar un fotón a través de un metro de cable. A partir de ahí, no se ha parado de avanzar: en 2020 se logró teletransportar electrones, y en 2017, un fotón fue enviado desde la Tierra a un satélite a más de 300 kilómetros de altura.
Pero, ¿cómo funciona realmente la teletransportación cuántica? La clave está en el entrelazamiento, un fenómeno que Einstein llamó “acción fantasmal a distancia”. Imagina dos partículas que, sin importar la distancia que las separe, mantienen una conexión. Lo que le pasa a una, afecta instantáneamente a la otra.
Esta propiedad es la base de la computación cuántica, que promete cambiar por completo el mundo. Mientras que los ordenadores actuales usan bits —0 o 1—, los cuánticos utilizan qubits, que pueden ser 0 y 1 al mismo tiempo. Esto les permite realizar cálculos a una velocidad impresionante para los ordenadores actuales.
Un objetivo a largo plazo que se podría alcanzar gracias a la computación cuántica
El gran reto ahora es pasar de teletransportar partículas a objetos ya más grandes y complejos como podrían ser directamente personas humanas. El cuerpo humano contiene alrededor de 10^27 átomos, cada uno con su propio estado cuántico. Calcular y transmitir toda esa información es, por ahora, un sueño muy alejado.
Pero incluso si se consiguiese, no cabe duda de que, al igual que está pasando con la inteligencia artificial, iban a salir a la luz todo tipo de debates. ¿Sería la persona teletransportada exactamente la misma? ¿Qué pasaría si hubiera un error en la transmisión? Como dice el físico John Clauser, ganador del Nobel: “¿Entrarías en una caja sabiendo que te destruirá y creará un replicante tuyo en otro lugar?”.
Los científicos creen que la clave podría estar en transmitir la información, no la materia en sí. Después de todo, argumentan, lo que hace a los humanos ser quienes son no son los átomos del cuerpo, sino la forma en que están organizados.
Por el momento, aún queda camino por recorrer. Sin embargo, los estudios y avances no paran por lo que quién sabe lo que ocurrirá dentro de una década viendo cómo la ciencia y tecnología está evolucionando a día de hoy.
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