Decía Rod Stewart que las rubias se lo pasan mejor, y Howard Hawks que los caballeros las prefieren, aunque se terminan casando con las morenas. El imaginario colectivo está lleno de frases sobre las rubias, algunas bastante despectivas, igual que de chistes al respecto. Pero si hay una creencia por encima de todas las demás acerca de las mujeres con un puñado de células muertas que crecen en su cuero cabelludo de color amarillo, es que su cociente intelectual está por debajo de la media.
“Dame una ‘R’, dame una ‘U’, ¡las rubias no somos tontas!”. Si no has escuchado ese chiste o lo has contado tú en alguna ocasión, te encontrarás en un espectro muy bajo de la población. Lo cierto es que el estereotipo de la rubia tonta es bastante antiguo, y puede afectar en la vida diaria mucho más de lo que afecta un simple chiste mal contado. Pero, ¿de dónde viene?
De ‘la primera tonta de la historia’ se dijo que era “una criatura vacua que había desarrollado el hábito del silencio no porque fuera misteriosa, sino porque no tenía nada que decir”
En realidad, nos podemos remontar a sus orígenes. Sorprendentemente, varios historiadores coinciden rotundamente en que la noción de que las rubias son tontas se remonta a una obra de teatro representada hace 250 años y titulada ‘Les curiosités de la Foire’. Estaba basada en la legendaria cortesana Rosalie Duthé, a la que se conoce como “la primera rubia tonta registrada de la historia”. Aunque supo moverse en sociedad sin problemas y con bastante ambición, y atrajo la atención de multitud de hombres en la Europa aristocrática del siglo XVIII, convirtiéndose en una de las cortesanas más famosas de la historia, el carácter puritano de la época acabó por destruirla, y sobre ella se escribió que era “una criatura famosamente vacua que había desarrollado el hábito del silencio no porque fuera misteriosa o encantadora, sino porque en realidad no tenía nada que decir”.
En la obra de teatro, la actriz que representaba a Rosalie Duthé hablaba de manera lenta y pausada, lo que sirvió para crear el estereotipo de que las rubias eran bobas. Con la llegada de los personajes de Marilyn Monroe, como el de ‘Los caballeros las prefieren rubias’ (1953), en el que representaba a Lorelei, el estereotipo de la rubia inocente por antonomasia se afianzó en el imaginario colectivo. Algunas de las frases que han pasado a la posteridad del personaje de Marilyn enfatizan en dicho estereotipo: “Puedo ser inteligente cuando es importante, pero a la mayoría de los hombres no les gusta”. En contraposición se encontraba Dorothy (Jane Russell, morena), más inteligente y capaz. Hitchcock también ayudó a forjar la inocencia rubia con los personajes de sus películas.
“Aunque las bromas pueden parecer inofensivas para algunos tienen implicaciones en el mundo real y los estereotipos a menudo tienen impacto en la contratación o los ascensos”
Sin embargo, el estereotipo se ha tratado de demostrar o invalidar en más de una ocasión, pues levanta ampollas en las interesadas. Un estudio realizado en Estados Unidos hace unos años, con más de 10.878 mujeres como muestra, llegó a la conclusión de que las rubias naturales tenían un coeficiente intelectual promedio. De hecho, según el autor del estudio, Jay Zagorsky: “Aunque las bromas pueden parecer inofensivas para algunos tienen implicaciones en el mundo real y la investigación ha mostrado que los estereotipos a menudo tienen impacto en la contratación, los ascensos y otras experiencias sociales”.
Lo más curioso es que no es el único estudio que se ha hecho al respecto de esta cuestión, lo que significa que el estereotipo da verdaderos quebraderos de cabeza. La Universidad de Stanford también llevó a cabo una investigación similar y, de nuevo, llegó a la conclusión de que las rubias no son tontas y que solo se trata de un pequeño ajuste genético (un cambio de una sola letra del código genético es responsable del cabello más claro, y solo afecta al folículo piloso). Y para el que le interese, desgraciadamente tampoco se divierten más que las morenas. Todo esto parece una obviedad, como es lógico, pero también decíamos antes que los estereotipos marcan mucho y pueden afectar en la vida diaria.
“Parece que las rubias a menudo se consideran más accesibles en lugares como clubes nocturnos que sus contrapartes morenas”
Aunque hay un último estereotipo que sí parece cumplirse: según los estudios los hombres sí prefieren a las rubias. Esto se debe a que ellos atribuyen distintos rasgos de personalidad a las mujeres según su color de cabello, y parece que las rubias a menudo se consideran más accesibles en lugares como clubes nocturnos que sus contrapartes morenas. En otra investigación (con opiniones de más de 350 hombres) se llegó a citar una explicación evolutiva de la preferencia de los hombres por las mujeres de cabello rubio: al parecer son vistas como más juveniles y, por tanto, mejores cuidadores de la potencial descendencia. Ahora solo falta saber si, pese a ello, se casan con las morenas.
Decía Rod Stewart que las rubias se lo pasan mejor, y Howard Hawks que los caballeros las prefieren, aunque se terminan casando con las morenas. El imaginario colectivo está lleno de frases sobre las rubias, algunas bastante despectivas, igual que de chistes al respecto. Pero si hay una creencia por encima de todas las demás acerca de las mujeres con un puñado de células muertas que crecen en su cuero cabelludo de color amarillo, es que su cociente intelectual está por debajo de la media.