El Clásico despega como el torneo mundial que el béisbol perseguía

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El Clásico Mundial de Béisbol bajó el martes el telón de su función más vistosa, dejó un sabor tan bueno de boca que desde el campeón (Japón) hasta la mayor decepción (República Dominicana) ya encendieron el cronómetro con los apuntes para la próxima edición, si bien faltan 36 meses. Sobran las voces que quieren el evento con menor espera.

Como si haya escrito un guion de película de Oscar, la cereza del pastel la puso el último turno del torneo con Shohei Ohtani, el mayor fenómeno de los últimos 100 años, ponchando a Mike Trout, casi por consenso el mejor jugador de posición de este siglo.

Trout, cuyo talento no se ha traducido en mejora para los Angelinos (solo tres juegos de playoffs en sus 11 años y marca de 829-848), quedó tan impresionado con la experiencia que hasta acudió a las redes sociales que tanto le ruega la industria para capitalizar su estatus, pero que él no negocio por su reservada personalidad.

“Es difícil resumir en palabras lo que estas últimas semanas han significado para mí. Pasé el mejor momento de mi vida representando al país que amo jugando el juego que amo”, escribió Trout en Instagram.

El ambiente era de locura, los juegos fueron intensos, el drama fascinante. Y al final, a pesar de la consternación de los expertos sobre las lesiones y la paranoia de los ejecutivos sobre el uso, un aspecto era innegable: a los jugadores les importaba. Mucho.

Rafael Devers, que juega en Boston, una de las ciudades más emblemáticas de la MLB ya ha vivido una Serie Mundial, consideró la experiencia de enfrentar a Puerto Rico y Venezuela como la mayor de su vida. “Por momentos no solo podía escuchar lo que yo decía, era de locura”.

La organización anunció que más de 1,3 millones de personas asistieron a los 47 juegos que abarcaron el Clásico Mundial este año. Once de los 15 juegos que tuvieron lugar en LoanDepot Park, que fue sede de las rondas eliminatorias, se agotaron. 

Al final de la primera ronda vendió más mercancía que cualquiera de las cuatro entregas anteriores. Los dos juegos de semifinales promediaron 2,4 millones de espectadores en Fox Sports 1 y Fox Deportes, un aumento del 96 % con respecto a 2017.

A los cuatro partidos que jugó la República Dominicana asistieron 136,918 personas, una media de 34,229. Estados Unidos arrastró 254,317 (36,331) y Japón encabezó con 280,300 (40,042), estos dos últimos en siete encuentros.

Cuando Japón derrotó a Corea del Sur en Tokio el 10 de marzo, 62 millones de personas vieron ya la victoria nipona sobre México el lunes superó los 70 millones. Cuando México derrotó a Estados Unidos el 12 de marzo, 47.534 personas se apiñaron en Chase Field en Phoenix. Y cuando Puerto Rico superó a República Dominicana el 15 de marzo, el 62% de los hogares puertorriqueños estaban sintonizados. 

Licenciado en Comunicación Social egresado de la universidad O&M. Ejerce como periodista especializado en deportes desde 2001.

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