Con los brazos en alto, bailando, cantando, gritando y grabando con el móvil, todo a la vez, se ha pasado las dos horas de concierto el público que ha llenado este miércoles el Estadio Olímpico de Barcelona, en el primer concierto en España de la gira “Love On Tour 2023” de Harry Styles.
Más de 56.000 personas, muchas de ellas con boas de plumas en el cuello -tal como indica el código de vestimenta de los conciertos de Styles-, se han dejado encandilar por este encantador de serpientes que tiene enamorado a medio mundo.
Un mundo formado mayoritariamente, como se ha visto en Barcelona, por mujeres jóvenes y adolescentes, algunas acompañadas de sus padres, que han subido la media de edad del estadio, y una representación nada despreciable de miembros de la comunidad LGTBIQ+.
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Pero no sólo estos perfiles han caído en las redes del músico y se saben de memoria las canciones pegadizas de este artista que ha subido como la espuma en los últimos años y que ya no es el ídolo de adolescentes que era cuando formaba parte de One Direction.
Ahora es una estrella del pop que juega en la liga de los grandes y compite en poder de convocatoria con Lady Gaga y Taylor Swift. Las entradas para esta primera fecha en España volaron en cuanto salieron a la venta y las colas que se han montado esta tarde para entrar al recinto han sido kilométricas.
La espera bajo el sol ha sido larga y sofocante, pero el placer es mayor si cuesta conseguirlo y los espectadores han sentido que la recompensa ha estado al nivel de sus expectativas en cuanto han visto el enorme escenario, el cuidado espectáculo audiovisual y, sobre todo, a Harry Styles saltando y cantando el primer tema, “Daydreaming».
Como si realmente un sueño se hubiera hecho realidad, los espectadores han gritado de placer con los primeros compases y no han dejado de hacerlo durante todo el concierto.