Cuando Soy el número cuatro (I Am Number Four) se estrenó en 2011, todo apuntaba a que podría convertirse en una saga cinematográfica de éxito. Basada en el primero de una serie de libros escritos por Pittacus Lore (seudónimo de los autores James Frey y Jobie Hughes), la película tenía todos los ingredientes necesarios para haber tenido un éxito considerable.
Al menos en teoría, podría haber atraído a las audiencias jóvenes: una historia de ciencia ficción llena de acción, elementos sobrenaturales, romance adolescente y un protagonista carismático. Sin embargo, a pesar de estas promesas, la película nunca pasó de ser una única entrega, dejando una sensación de potencial desaprovechado. ¿Por qué no logró consolidarse como franquicia?
Soy el número cuatro, un “éxito” que fracasó
Soy el número cuatro sigue la vida de John Smith (interpretado por Alex Pettyfer), un adolescente alienígena que intenta ocultar su verdadera identidad mientras huye de una raza invasora que ha aniquilado a casi toda su especie. John es uno de los pocos supervivientes de Lorien, un planeta destruido por los despiadados Mogadorians, y él es uno de los últimos con vida de su civilización.
Cada uno de ellos tiene poderes especiales, y John, como sugiere el título, es el cuarto en una lista de objetivos a eliminar. De hecho, el concepto de adolescentes con habilidades sobrenaturales que son perseguidos por fuerzas oscuras encajaba perfectamente en el clima cinematográfico de la época, dominado por franquicias como Crepúsculo y Los juegos del hambre.
El estudio detrás de la película, DreamWorks, claramente esperaba que Soy el número cuatro capturara el mismo tipo de magia que otras adaptaciones de libros juveniles habían logrado. Los aproximadamente 60 millones de presupuesto del film demostraban el interés que sus responsables pusieron en apostar por él. Pero aunque la película funcionó, en taquilla, no todo fue bien.
Después de su paso por los cines de todo el mundo, Soy el número cuatro recaudó 150 millones de dólares. No puede decirse que fuera mal, pero tampoco alcanzó los números que se esperaban de ella. Aunque probablemente la auténtica razón por la que el film no inspiró ninguna de las siete secuelas que en principio estaban previstas se debiera a las malas críticas recibidas tras su estreno.
Una recepción tibia que puso fin a sus continuaciones
Está claro que las malas críticas no siempre están relacionadas con el éxito comercial de una película. Sin embargo, en el caso de Soy el número cuatro, muchos fueron los expertos que hablaron de un guion demasiado plano y predecible, y una idea que, aunque tenía potencial, no llegaba a cumplir las expectativas puestas en ella. Fueron el último clavo en su ataúd.
Para colmo, aunque los números de taquilla y las críticas juegan un papel clave en la decisión de continuar o no con una franquicia, también hubo factores internos que afectaron la posibilidad de una secuela. Se rumorea que parte del equipo creativo, incluidos los directores y guionistas, no tenían clara una visión unificada para las siguientes entregas.
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Etiquetas: Cine
