Cuando se habla del Studio Ghibli, más de moda que nunca gracias más a ChatGPT que a cualquiera de sus estrenos, es normal pensar en Hayao Miyazaki. Al fin y al cabo, suyas son algunas de las películas más exitosas a nivel comercial en la historia del estudio japonés, como El viaje de Chihiro, La princesa Mononoke o Mi vecino Totoro, entre otras.
Sin embargo, el Studio Ghibli es mucho más que eso, y la gran popularidad de Miyazaki hace en ocasiones menospreciar otros nombres propios. Tanto de películas que probablemente merecerían más fama, como de directores. El mejor ejemplo de ello es sin duda el de Isao Takahata, otro genio que firmó algunas de las mejores obras del estudio, hoy disponibles en Netflix.
Una de las películas menos conocidas del Studio Ghibli

Más allá del Studio Ghibli, es importante detenerse en la figura de Isao Takahata, un director menos conocido que Hayao Miyazaki, pero que demostró un talento igual o superior al suyo. Prueba de ello es que Takahata fue el responsable de dos series que marcaron a generaciones y ayudaron a abrir el anime al mundo: Heidi y Marco. Pero eso no fue todo.
Ya en lo que concierne a su paso por el Studio Ghibli, Isao Takahata fue responsable de algunas de las películas menos conocidas, quizá del estudio, pero con mejores críticas. Un buen ejemplo de ello pueden ser la dramática y sobrecogedora, La tumba de las luciérnagas, Recuerdos del ayer o Pompoko. Pero sobre todo un título que no mucha gente tiene presente: El cuento de la princesa Kaguya.
Estrenada en 2013, esta fábula está inspirada en El cortador de bambú, un cuento tradicional japonés (el más antiguo del que se tiene constancia, según se dice), y fue el último trabajo de Takahata, solo unos años antes de que el cofundador del Studio Ghibli falleciera. Aunque no logró mucha notoriedad comercial, la película está considerada como una joya por la crítica.
La historia comienza cuando un humilde cortador de bambú encuentra en el bosque a una diminuta niña nacida de una caña de bambú luminosa. Él y su esposa la crían como su hija, y pronto la pequeña se convierte en una joven de extraordinaria belleza y talento. Rebautizada como la princesa Kaguya, es llevada a la capital para ser criada como una noble dama.
Una obra maestra oculta en el catálogo de Netflix
El cuento de la princesa Kaguya tuvo un presupuesto estimado de 49,3 millones de dólares, lo que la convirtió en una de las películas de animación japonesa más caras de la historia. Sin embargo, su recaudación fue modesta: unos 27 millones de dólares en taquilla mundial. Es decir, fue un fracaso monumental.
En parte, quizá por su peculiar acabado artístico, muy tradicional y alejado del típico estilo del Studio Ghibli (ese que ahora todo el mundo parece celebrar con ChatGPT). En cualquier caso, se trata de una película extraordinaria y que, como muchas otras del Studio Ghibli, puede disfrutarse dentro del catálogo de Netflix.
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