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El objetivo es dinamizar la actividad económica en El Salvador.
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Por el acuerdo con el FMI, bitcoin ya no tiene curso legal en El Salvador.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció que el gobierno inyectará 1.000 millones de dólares a la economía nacional en los próximos días, equivalentes al 2,8% del PIB, gracias al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En un post en X, el mandatario dijo que los recursos se destinarán a pagos anticipados a micro, pequeñas y medianas empresas, adelantos a proveedores y amortización de créditos internos, con el objetivo de dinamizar la actividad económica en el corto plazo e incrementar el flujo de capital en el mercado interno.
Tal como lo explicó, la medida busca estimular el consumo y las ventas del sector comercial, fortaleciendo el tejido productivo del país. Asimismo, destacó que los fondos provienen de divisas ya existentes en los mercados internacionales, lo que evita un impacto inflacionario al no tratarse de emisión monetaria, asegurando así la estabilidad macroeconómica de El Salvador.
Este anuncio se enmarca en una estrategia que el presidente describió como un paso más en el desarrollo económico del país, bajo el lema “paso a paso”, que ha utilizado en varias ocasiones para referirse a los avances de su gestión.
El acuerdo con el FMI, que permitió la llegada de estos fondos, también trajo consigo cambios significativos en la política monetaria de El Salvador, entre ellos, los relacionados con bitcoin.
Como parte de estas modificaciones, bitcoin (BTC) dejará de ser obligatorio como moneda de curso legal en el país, una decisión que marca un retroceso en la adopción de esta moneda que El Salvador promovió en 2021, cuando se convirtió en el primer país del mundo en reconocer a BTC como moneda oficial junto al dólar estadounidense.
Como lo ha reportado CriptoNoticias, las reformas a la Ley Bitcoin, impulsadas por las condiciones del FMI, están por entrar en vigor. Esta situación ha generado un sinfín de reacciones en contra, sobre todo por parte de la comunidad bitcoiner que hace vida en El Salvador.
Hay que recordar que el FMI condicionó su apoyo financiero a El Salvador a la reforma de la Ley Bitcoin, argumentando la necesidad de reducir los “riesgos potenciales” asociados al uso de este activo. Las nuevas regulaciones limitan el rol estatal en la promoción de BTC y plantean interrogantes sobre el futuro de las reservas de bitcoin que el gobierno salvadoreño ha acumulado y que hasta la fecha superan los 6.000 BTC.
El impacto de los 1.000 millones de dólares en la economía salvadoreña se espera que beneficie directamente a las micro, pequeñas y medianas empresas, un sector clave para el empleo y la actividad económica del país. Los pagos anticipados y adelantos a proveedores, además, permitirán a estas empresas contar con mayor liquidez para operar, mientras que la amortización de créditos internos aliviará la carga financiera de algunas de ellas. Este enfoque busca generar un efecto multiplicador en el mercado interno, incentivando el consumo y fortaleciendo la capacidad productiva de las empresas locales.
El Salvador, una economía dolarizada con una población de 6,3 millones de habitantes, ha enfrentado desafíos económicos en las últimas décadas, aunque ha logrado reducir la pobreza en 14 puntos porcentuales entre 2000 y 2023, según datos del Banco Mundial. Sin embargo, el crecimiento del PIB ha sido modesto, con un promedio anual del 2,1% en el mismo período. La inyección de estos fondos representa una oportunidad para acelerar la actividad económica, en un contexto donde el país busca consolidar su estabilidad macroeconómica y mejorar las condiciones de vida de su población.
La llegada de estos recursos marca un nuevo capítulo en las relaciones entre El Salvador y el FMI, aunque también refleja los ajustes que el país ha tenido que hacer en su política monetaria para acceder al apoyo financiero internacional.