Brasilia. EFE. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, inauguró este martes la cumbre suramericana con un llamamiento a retomar la integración regional mediante un foro que esté más allá de las ideologías y comience a funcionar de inmediato.
En la apertura de la cumbre, Lula propuso crear un “grupo de alto nivel”, formado por representantes de los presidentes, que prepare en un plazo de 120 días una nueva “hoja de ruta para la integración de Suramérica».
Asisten los presidentes de Argentina, Alberto Fernández; Bolivia, Luis Arce; Chile, Gabriel Boric; Colombia, Gustavo Petro; Ecuador, Guillermo Lasso; Guyana, Irfaan Ali; Paraguay, Mario Abdo Benítez; Surinam, Chan Santokhi; Uruguay, Luis Lacalle Pou, y Venezuela, Nicolás Maduro. Perú está representado por el presidente del Consejo de Ministros, Alberto Otárola.
Lula hizo un largo repaso de los diversos intentos de Suramérica por alcanzar una verdadera integración, frustrados desde la década de 1960, y aseguró que la región ya no puede esperar para superar en condiciones de unidad los abismos sociales que persisten “desde el colonialismo».
El presidente brasileño propuso entonces diez primeros puntos para la discusión, en una suerte de decálogo para esa nueva integración que propone.
Planteó “poner el ahorro regional al servicio del desarrollo económico y social”, a través de organismos financieros regionales, y analizar la posibilidad de usar las monedas locales en el comercio suramericano, a fin de reducir la elevada dependencia del dólar.
También propuso discutir iniciativas para homologar regulaciones y reducir la burocracia en el área comercial, ampliar el comercio electrónico y fundamentalmente “actualizar la cartera de proyectos» para la integración física de la región, diseñada hace ya más de dos décadas y en su mayoría totalmente inconclusa.
El “decálogo” de Lula también incluyó la posible creación de un “mercado energético suramericano”.
UN APUNTE
Objetivo cumbre
El objetivo de esta cumbre, que se celebrará casi en su totalidad a puerta cerrada, es retomar el diálogo y analizar la posibilidad de que la región vuelva a contar con un foro de integración “puramente suramericano”, que sea “permanente, inclusivo y moderno». El canciller brasileño, Mauro Vieira, aclaró que no será una cumbre de Unasur.