“Las personas son responsables de lo que consumen, pero también consumen lo que se comercializa, algo para lo que se requiere mayor regulación y fiscalización por parte de gobiernos y estados”, aseguró a Efe Socorro Gross, representante de la OMS en Brasil y quien participa en el Primer Foro Regional del Pacto de Milán sobre Política de Alimentación Urbana, que se extenderá hasta el viernes.
La obesidad y el sobrepeso se definen como “una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud”, un problema que si bien puede ser genético, es causado principalmente por malos hábitos alimenticios en los que predominan el exceso de consumo de grasas saturadas y azúcares, presentes en la que conocemos como “comida chatarra”.
De acuerdo con la experta, quien también representa a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el gigante suramericano, como el problema de la obesidad está afectando “fuertemente” a la población infantil, los Gobiernos deben fiscalizar más y prestar “especial atención” a la alimentación escolar.
En este sentido, señaló que ese control debe ejercerse tanto sobre los alimentos que ofrecen a los niños en las instituciones, como a aquellos que se venden en los alrededores.
“No solo hay que controlar la alimentación que dan los restaurantes escolares, hay que controlar también lo que se vende a la salida de la escuela, lo ultraprocesado, lo que tiene altos contenidos de azúcar y que llega a los niños con una comercialización adornada de bellas imágenes e incluso con juguetes”, apuntó.
“No se deben utilizar los elementos del juego para vender alimentos que son para niños, como la conocida ‘cajita feliz’”, agregó.
En Latinoamérica y el Caribe casi uno de cada cuatro adultos es obeso, según datos de la Organización Panamericana de la Salud, y el sobrepeso afecta al 7,3 % (3,9 millones) de los niños menores de cinco años, una cifra que supera el promedio mundial de 5,6 %.
Así como los Gobiernos y los estados de la región deben proteger a sus habitantes y orientarlos para que tomen decisiones saludables, también deben ofrecer mecanismos que ayuden a promover la alimentación saludable, de acuerdo con la experta.
Uno de los más importantes, y para el que aún existen muchas trabas en Latinoamérica, es el relacionado con la lactancia materna, la fuente inicial de nutrición de todo ser humano y uno de lo mejores alimentos para el desarrollo del cerebro en los primeros años.
“Proteger la lactancia y dar espacios para que la mujeres puedan amamantar y para que tengan las licencias que se requieren para hacerlo es algo que aún no se cumple totalmente”, aseguró Gross, quien considera que el problema es mayor en las ciudades, porque no se cumplen las regulaciones a las que las mujeres tienen derecho.
De acuerdo con la experta, por eso es muy importante impulsar políticas públicas que combatan la desigualdad y que promuevan sistemas alimenticios saludables y sostenibles, como por ejemplo, que los alimentos que lleguen a las escuelas provengan de agriculturas familiares.
El Pacto de Milán sobre Política de Alimentación Urbana fue firmado en octubre de 2015 en la ciudad italiana homónima y representa uno de los legados más importantes de la EXPO 2015, evento mundial cuyo tema fue “Nutrir el Planeta, Energía para la vida”.
El objetivo de la iniciativa es crear una red de ciudades comprometidas con el desarrollo y la implementación de sistemas alimentarios sostenibles, y por eso el Pacto estimula el intercambio de ideas y de sugerencias sobre cómo abordar concretamente problemas comunes sobre temas que involucran alimentación.EFE