No son pocos quienes, empezando por Sam Altman, piensan que la inteligencia artificial marcará un antes y un después. Especialmente desde un punto de vista laboral. Muchas empresas se han subido al carro de ChatGPT con el firme convencimiento de así ahorrarán en gastos, necesitarán menos empleados y podrán automatizar muchas tareas sin demasiada importancia.
¿Están consiguiendo realmente sus propósitos? Según un nuevo estudio publicado recientemente, la verdad es que no. Más bien todo lo contrario. Multitud de compañías están invirtiendo en esta tecnología pero, a la hora de la verdad, no recuperan su dinero. ¿Puede esta situación cambiar a mejor en el futuro? Y lo que es más importante, ¿por qué falla la IA y dónde lo hace?
La IA, de salvadora de muchas empresas a un dolor de cabeza
Para Sam Altman, máximo responsable de OpenAI, la inteligencia artificial retirará a casi todo el mundo más pronto que tarde. Las máquinas podrán hacer casi todos los trabajos y las personas dedicarse a aquello que les apetezca. Es una idea que comparte Elon Musk. Como la productividad estará cubierta, el común de los mortales podrá concentrarse en su creatividad.
Pero cabe suponer que todo lleva un proceso. Y que en lo que respecta a la inteligencia artificial, lo lógico pasaba por ir incorporándose a muchas empresas. Quizá como una ayuda, aunque puede que algo más. Así lo han hecho multitud de negocios, convencidos de que con esta nueva ayuda ahorrarían esfuerzos, dinero y, por qué no decirlo, también mano de obra, por preocupante que suene.
Un nuevo estudio desarrollado por el MIT, no obstante, pone en tela de juicio esta idea. A pesar de que las empresas gastan auténticas fortunas en implementar la IA, “el 95% cuentan con herramientas costosas que no dan resultado”. Es decir, que ni están funcionando ni logran sus deseados objetivos en cuanto a productividad. Eso sí, los investigadores resaltan que la culpa no es de la propia IA.
La tecnología en sí funciona, solo que no es capaz de adaptarse a cada negocio de manera concreta. Prueba de ello es que todos aquellos que utilizan proveedores externos han tenido mejores resultados, con una tasa de éxito del 67%. Aunque no todo es ni mucho menos perfecto: este enfoque también denuncia problemas de sobreingeniería y mala integración en muchas tareas.
¿Por qué no funciona la IA en la gran mayoría de empresas?
Basándose en su investigación, desde el MIT son tan claros como contundentes: “La IA carece de memoria”, aseguran. Es decir, que esta tecnología es incapaz de aprender de trabajos previos y, por lo tanto, se vuelve ineficaz cuando hay que desarrollar retos más o menos complejos. Porque cada negocio tiene sus necesidades, no sirve con una respuesta “genérica”, por así decirlo.
“Es estupenda para la lluvia de ideas iniciales y los primeros borradores, pero no retiene las preferencias del cliente ni aprende nada en absoluto”, explican los responsables del trabajo. ¿Su conclusión? Que no es buena idea sustituir a las personas por las máquinas. Al menos, no por ahora.
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