En la economía dominicana, las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) juegan un papel crucial, representando el 85.9% del tejido empresarial y generando empleo para más de 3 millones de personas, según datos del Banco Central (BCRD). Más del 50% de estas empresas son lideradas por mujeres, quienes enfrentan desafíos significativos en su camino emprendedor.
Un ejemplo representativo es el de Elisa Montilla, una microempresaria de 51 años que se dedica a la elaboración de postres desde su hogar en un barrio del Gran Santo Domingo. “Esta idea surge porque tenía 20 años trabajando en una casa de familia y decidí lanzarme al negocio, ya que mis muchachos están todos grandes y terminando la universidad y demás, vi que era tiempo de retirarme y seguir adelante”, narra Elisa a elDinero.
Elisa comparte su emprendimiento con su hija Eliani Portalatín Montilla, de 31 años, quien además de ayudarle en la venta, tiene un negocio propio de bisutería en macramé que ha desarrollado durante los últimos 14 años.
A pesar de pertenecer al 85.2% de las mipymes que operan en la informalidad, ambas han logrado obtener préstamos comerciales formales “sin ninguna dificultad”, superando así las limitaciones impuestas por el acceso al microcrédito, aunque con altas tasas de interés.
Las cifras respaldan esta situación. Según datos revelados por Rosanna Ruiz, presidenta ejecutiva de la Asociación de Bancos Múltiples de la República Dominicana (ABA), durante el “Foro Mujer en la Banca”, organizado por el programa Mujeres de Peso, entre agosto pasado y febrero de este año, las mipymes lideradas por mujeres representaban sólo el 36.8% frente al 41.6% de las mipymes dirigidas por hombres.
La ejecutiva de la ABA señaló que, en la distribución de los préstamos por tamaño de empresa, se ve cómo la mujer en la microempresa, en la red de subsistencia, que trabaja en la casa, tiene una participación del 43.4% y el hombre 35.3%, pero cuando se pasa a las pymes se ve cómo va disminuyendo esa participación.
“En la pequeña empresa sólo representa el 19.4%, y en las medianas empresas el 16.1%”, expuso Ruiz, primera mujer en presidir la ABA en sus más de 40 años de fundación.
Desafíos
Las mujeres han logrado avances significativos en el sector financiero, no sólo como clientes, sino también en la ocupación de puestos directivos. Sin embargo, Rossy Escotto Minaya, presidenta de la Federación de Mujeres Empresarias Dominico-Internacional (FEM), indica que a pesar de los programas de financiamiento del Estado y las entidades de intermediación financiera (EIF) para mujeres empresarias, muchas aún enfrentan barreras como “requisitos de garantías” y “sesgos de género”.
“La informalidad y la doble carga de trabajo y responsabilidades domésticas limitan su acceso a créditos; solo el 19.2% de las mipymes lideradas por mujeres obtiene préstamos bancarios”, sostiene Escotto.
Un informe del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (Mepyd) revela que, a diciembre de 2024, las mujeres acreedoras pagaban una tasa promedio del 20.66%, superior al 20.43% que pagan los hombres, a pesar de tener mejores indicadores de morosidad.
Asimismo, la empresaria Rommy Grullón coincide en que las mujeres suelen ganar menos que los hombres por trabajos similares, debido a la discriminación y la subvaloración de profesiones dominadas por ellas. A nivel global, las mujeres ganan aproximadamente un 20% menos.
“La pobreza afecta desproporcionadamente a las mujeres, perpetuando un ciclo de limitadas oportunidades económicas y responsabilidades familiares que restringen su movilidad social”, resalta.
De las mujeres encuestadas por la Superintendencia de Bancos (SB), el 32% tiene educación universitaria, mientras que la proporción de hombres con el mismo nivel educativo es del 23%. Pese a esta característica, se reporta una mayor cantidad de mujeres con bajos ingresos. El 60% de ellas registra ingresos inferiores a los RD$15,000 mensuales, mientras que en el caso de los hombres este porcentaje es de 36%.
Arroja que entre las mujeres que realizan labores fuera del hogar, las actividades que más predominan son aquellas relacionadas con el comercio (12%). Se muestran con porcentajes menores, la enseñanza y actividades como agricultura, ambas con 6%.
De su lado, Yulianna Ramón, subgerente de Regulación e Innovación de la SB, afirma que “a pesar del aumento en la cantidad de mujeres que acceden a créditos formales, se observa una menor participación como deudoras”. Esto se traduce en una deuda promedio menor en comparación con los hombres, lo que sugiere que “continúan existiendo desafíos relacionados con la equidad salarial y las oportunidades económicas”.
En tanto, Marina Isabel Espinal, de 46 años y propietaria de un colmado en el Gran Santo Domingo, enfrenta serias dificultades para acceder al crédito comercial debido a que su historial crediticio está afectado. Según la Oficina Nacional de Estadística (ONE), ella es parte del 21% de mujeres en el país que han sido víctimas de violencia económica.
Espinal relata que hace casi dos años su pareja le pidió que solicitara un préstamo personal a su nombre para completar la compra de un vehículo. “Pensé que él estaba pagando el préstamo, pero cuando me enteré ya era demasiado dinero y eso me ha impedido tomar un préstamo comercial para mi negocio”, dijo, tras asegurar que su ahora expareja dañó su crédito y no tiene acceso a financiamiento.
“Me dicen que debo hacer un acuerdo de pago, pero es un dinero que no utilicé para mí y no tengo cómo pagarlo”, añade. Además, denuncia que le cambió las piezas del vehículo por unas viejas, lo que complicó aún más su situación con la financiera.
Empresarias rurales
En el sector agrícola, las mujeres han sido fundamentales en la producción alimentaria nacional. No obstante, Solangy Mejía Sánchez, directora administrativa del Banco Agrícola (Bagrícola), resalta que “estar en el sector agropecuario y ser mujer es el reto más difícil”.
Entre agosto de 2020 y diciembre de 2024, sólo el 21.1% de los préstamos otorgados y un 8.2% del monto total del crédito fueron dirigidos a mujeres en este sector, reflejando una amplia desigualdad.
El estudio “Medición del Aporte de la Mujer en las Actividades Agropecuarias en República Dominicana” revela que sólo un 25% de mujeres son dueñas o propietarias de tierras, pero muchas no son las productoras principales.
Mejía Sánchez señala que “hay un reto en el sector bancario y más en el agropecuario con la titularización de propiedad de la tierra”, añadiendo que “lamentablemente muchas veces exigimos el título de propiedad para poder dar el crédito en algunos montos; sin embargo, regularmente el título está a nombre del hombre”. De los 15 directivos en Bagrícola, sólo seis son mujeres.
A sus 86 años, Sonia Consuelo de Jesús se destaca en Las Taranas, Villa Riva, como productora de 60 tareas de cacao y hortalizas, incluyendo hasta 22,000 matas de lechuga. A pesar de su dedicación, ha enfrentado serias dificultades para acceder a financiamiento formal.
“Cuando tenía unos 60 años solicité un último préstamo por unos daños que se produjeron por un ciclón. Recuerdo que me lo dieron, pero tuve que poner como garante a uno de mis hijos. Usted sabe, la gente después de cierta edad no puede coger dinero en el banco”, cuenta Sonia. Aunque saldó ese préstamo, decidió no solicitar más, evidenciando las barreras que las agricultoras mayores enfrentan en el sistema financiero.
El último informe de la SB titulado “Género en el sector bancario” indica que los requisitos para acceder al crédito están frecuentemente vinculados al rol tradicional femenino como esposa o pareja. En 2023, “el 71% requirió un garante, un 15% firma del esposo y un 14% permiso de su pareja”.
Ante esta realidad, Mejía aboga por una mayor “flexibilización” en el crédito a la mujer.
Mientas que Ruiz, presidenta ejecutiva de la ABA, enfatiza que “sin información o visibilidad no hay posibilidades de generar las propuestas de valor encaminadas a lograr la penetración de la mujer en la banca”.
Desde el Estado, Tamara Vásquez, subdirectora del Consejo Nacional de Promoción y Apoyo a la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Promipyme), destaca que esta entidad cuenta con una cartera crediticia vigente de RD$9,700 millones; el 45% se otorga a mujeres.
Susana Santos Veloz, empresaria y madre soltera, comparte su experiencia. “Actualmente, en Promipyme me aprobaron un préstamo por RD$500,000 a una buena tasa. Estoy a la espera de que me desembolsen para invertirlo en mi negocio”, comenta Santos, dueña de un colmado en un sector del Distrito Nacional.
A pesar de la situación, la ejecutiva de Promipyme reconoce que en el crédito privado aún existe desigualdad. “Si vemos la distribución de los préstamos por tamaño de su empresa…cuando vamos a pequeñas y medianas empresas ya vemos cómo la mujer cae”.
Tecnología para la inclusión
El ecosistema financiero dominicano vive una transformación notable gracias al crecimiento de las “fintech”, con aproximadamente 110 empresas activas en el país. Catherine Espaillat, directora ejecutiva de la Asociación Dominicana de Empresas FinTech (Adofintech), destaca que estas plataformas están desafiando el modelo bancario tradicional.
Espaillat enfatiza que las “fintech” buscan democratizar el acceso al crédito y facilitar los pagos electrónicos, beneficiando tanto a quienes residen en áreas urbanas como rurales. Un aspecto relevante es su enfoque hacia las mujeres, un sector históricamente desatendido.
“Las mujeres han delegado la parte administrativa en los hombres”, explica Espaillat, resaltando cómo esto ha llevado a que el sistema financiero ignore su rol en la gestión de créditos.
No obstante, las “fintech” están cambiando este panorama. Ahora, una mujer puede abrir una cuenta de pago electrónico con su cédula y comenzar a construir su propia huella digital. Este avance, asegura Espaillat, no sólo promueve la inclusión financiera, sino que también permite la personalización de productos bancarios ajustados a las necesidades femeninas.
“Cuantas más mujeres creen sus propios datos, mejores productos financieros se diseñan para ellas”, afirma.
Asimismo, Espaillat subraya que las “fintech” se perfilan como una solución económica y accesible en cualquier horario. “Queremos que el mercado financiero se dinamice sin un sesgo de género; nuestro objetivo es que el 50% de la población fuera del sistema bancario logre acceder a él”, enfatiza.
Al respecto la presidenta de la FEM propone eliminar estas barreras, crear mecanismos alternativos de garantía y fomentar la educación financiera, además de implementar políticas que incentiven la formalización de negocios femeninos.
Mientras que la ejecutiva de la ABA sostiene que estos datos invitan a desarrollar estrategias que motive la formalización de esas mipymes mujeres, que les den las herramientas en término de finanzas personales, planes de negocios, de políticas de “marketing”, para que puedan realmente alcanzar, con mejores niveles de tasa y de plazos, las condiciones financieras que ya tienen los hombres.
Agregó que las mujeres deben atreverse a asumir riesgos, a lanzarse, a emprender y a buscar las condiciones para ser exitosas. “Estas cifras de cómo está la visibilidad de la mujer en la cartera de los bancos múltiples nos dice que hay un plan de trabajo muy fuerte por hacer para llegar a alcanzar las metas de equidad de género a la que todas aspiramos”, expresó.
Retos en liderazgo bancario
A lo interno de los bancos, también persisten retos en la inclusión femenina en consejos administrativos y roles ejecutivos clave, pese a los avances.

Un informe de la SB de 2023 revela que, aunque las mujeres constituyen el 57% de los empleados y el 53% de los mandos altos en las entidades financieras, sólo ocupan el 21% de los asientos en los consejos administrativos, donde predominan los hombres con un 79%.
María Angélica Haza, auditora general del Banco Popular, destaca que, a pesar del camino por recorrer, ha habido progreso notable en las últimas décadas. En su entidad, el 60% del personal es femenino y el 52% en posiciones gerenciales y vicepresidencias.
“En los últimos 10 años ha habido una explosión de mujeres en mandos medios y altos”, recalca Haza.
Por su parte, Linda Valette, vicepresidenta de Programas Estratégicos de Banreservas, enfatiza la importancia de visibilidad para las mujeres en el sector financiero.
“El liderazgo se trata más de dar que de recibir”, afirma Valette, quien también es la primera mujer dominicana presidenta de un banco internacional. También resaltó la imortancia de la educación financiera en las féminas.
Petra de Óleo, directora Comercial de Scotiabank, muchas mujeres se imponen limitaciones al aspirar a posiciones elevadas. “Es posible superar esos techos”, asegura. “Esperamos que no pasen décadas para nosotras empezar a ver todavía desarrollarse más a la mujer no sólo en la banca, sino en todas las industrias”, sostuvo De Óleo, al indicar que en su entidad la inclusión es parte de su “ADN”.
Ramón, subgerente de Regulación de la SB, subraya que comprender el desafío es esencial para trazar un camino hacia la equidad.
“Los esquemas culturales patriarcales se reflejan en la banca”, advierte, instando a las mujeres a reflexionar sobre cómo facilitar un futuro diferente para las próximas generaciones. Todas coincidieron en que, aunque las mujeres han avanzado y tienen una presencia destacada en este sector, aún queda espacio para llegar a donde deben estar.