Pornovenganza: Katie Hill, la excongresista de EE.UU. que asegura que la “filtración” de unas imágenes suyas desnuda la hizo desear estar muerta

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  • Redacción
  • BBC News Mundo

Katie Hill

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Katie Hill representaba el distrito 25 de Los Ángeles, California, y era una estrella ascendente del Partido Demócrata.

“Mucha gente tiene pesadillas en las que aparecen desnudas en público, atrapadas y tratando de escapar. En los días que previos a mi renuncia, mi vida se convirtió en la peor pesadilla de muchos”.

Esa es la descripción que hace Katie Hill, una excongresista demócrata, sobre el acoso que sufrió cuando se vio forzada a renunciar a la Cámara de Representantes de Estados Unidos tras verse involucrada en un escándalo sexual.

En una columna de opinión publicada el sábado en el medio estadounidense The New York Times, Hill escribe que contempló el suicidio cuando se difundieron detalles de su vida amorosa y sexual.

“Millones de personas vieron fotografías en las que aparezco desnuda”, escribe Hill.

“Cientos de periodistas, comentaristas, políticos y figuras públicas han escrito o hablado sobre mi ‘caída’, las ‘decisiones’ que tomé, las lecciones que los jóvenes deben aprender por lo que me ocurrió, el impacto que esto debe tener en el avance de la política, y de cómo yo soy responsable de todo esto”.

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Katie Hill admitió haber mantenido un romance con una ayudante de su campaña de 2018.

Hill había sido elegida en noviembre de 2018 como legisladora por California.

Justo un año después anunció su renuncia al Congreso cuando el blog conservador RedState publicó información sobre un supuesto romance simultáneo de Hill con dos personas, y a una presunta relación con un miembro de su personal, Graham Kelly, algo que los legisladores tienen prohibido.

Además, dos sitios web publicaron imágenes de la congresista desnuda, una de ellas cepillando el cabello de una mujer que supuestamente trabajó en su campaña cuando se postulaba al Parlamento en 2018.

Hill, que está en proceso de divorcio de su esposo, afirma que fue éste quien realizó la filtración, aunque subraya que él dice que sufrió un hackeo (y The New York Times asegura que éste no respondió a los pedidos para hacer un comentario al respecto).

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Justo un año después de que fue elegida como representante para California, Hill tuvo que anunciar su renuncia.

“Cuando surgieron las imágenes, me postré en la cama con la mente en los lugares más oscuros en los que jamás había estado. Y me llegaron innumerables textos y mensajes de voz de donantes, amigos, voluntarios y electores enviándome amor. Pero ellos no pudieron ahogar los horribles mensajes y llamadas de gente que encontró mi número de teléfono en internet”, escribe Hill.

Y agrega que los miembros de su personal y su familia también se vieron “inundados con mensajes indecentes y amenazadores” y hubo alguien incluso que envió “una carta” a su oficina que “contenía un misterioso polvo”.

“Temblando, llorando y vomitando”

Hill afirma que renunciar al cargo de congresista fue “la mejor decisión para mí, mi familia, mi personal, mis colegas, mi comunidad”.

Pero la dimisión no puso fin al problema.

“En los días que siguieron estaba abrumada por todo, por la cantidad de gente que me había visto desnuda, por los comentarios, los artículos, los millones de opiniones, los textos, las llamadas”.

Y afirma que el estrés de la situación la dejó “temblando, llorando y vomitando”.

Hill cuenta que entonces comenzó a tener pensamientos suicidas. “Súbitamente, y con total claridad, sólo quería que todo terminara”, escribe.

Pero esos pensamientos llegaron a su fin, dice, cuando se imaginó cómo reaccionarían su familia y amigos a su muerte.

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Katie Hill (derecha) fue parte de una nueva oleada de jóvenes mujeres demócratas, elegidas en 2018.

La excongresista asegura que desde su renuncia se ha dedicado a abogar por las víctimas de la explotación cibernética, también llamada “pornovenganza”, una creciente tendencia en la que perpetradores publican en internet imágenes íntimas de sus víctimas.

“Yo no estoy (muerta), aunque a veces deseé estarlo. Pero más de la mitad de las víctimas de explotación cibernética contemplan el suicidio como consecuencia. Muchas lo han intentado, algunas trágicamente han tenido éxito”.

Hill ha prometido presionar a los gobiernos para que aprueben leyes más estrictas para proteger a las víctimas de esta explotación digital.

“No voy a renunciar”, escribe Hill. “Tengo que seguir adelante y formar parte de la lucha para crear el cambio que esas jóvenes esperan”.

Y concluye: “No sé exactamente lo que me espera en el futuro, y sé que vendrá mucho más dolor. Pero estoy en la lucha y estoy contenta de que, después de todo, esto no ha terminado”.

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