Celsius Network fue una plataforma de préstamos de criptomonedas que creció mucho durante la pandemia, pero que se derrumbó cuando el mercado se desplomó en 2022. Su antiguo CEO, Alex Mashinsky, fue arrestado por cargos relacionados con su gestión de la empresa. Los usuarios de Celsius se quedaron sin poder retirar sus fondos y los reguladores les echaron el guante. Fue una historia de auge y caída, de sueños rotos y de lecciones aprendidas. O quizás no. ¿Qué aprendimos?
Alex Mashinsky ahora está acusado de fraude por varios organismos reguladores y se enfrenta a la cárcel. Celsius también tiene que pagar multas y devolver el dinero a los usuarios, que están muy enfadados. Mashinsky dice que es inocente, pero nadie le cree. Es el último ejemplo de cómo el mundo cripto está lleno de riesgos y de personas que quieren aprovecharse de los demás.
Claro que Mashinsky no está solo en su desgracia. Otros jefes de plataformas cripto también están en problemas con la ley por supuestamente timar a sus clientes. El de FTX, Sam Bankman-Fried, está suelto, pero con una pulsera en el tobillo hasta que lo juzguen en octubre. Y el de Terra, Do Kwon, está entre rejas en Montenegro, esperando a ver si lo mandan a Estados Unidos o a Corea del Sur para que le caiga más leña. Es lo que tiene jugar con fuego.
Mashinsky era unos de los reyes de la fiesta en el mundo cripto. Se codeaba con todos los grandes y daba charlas en todas partes. Siempre llevaba una camiseta que decía: “los bancos no son tus amigos”. Era el lema de su empresa, Celsius Network, que prometía dar mejores intereses que los bancos tradicionales. Según él, los bancos eran unos avaros y unos anticuados que querían frenar la revolución cripto. Él, en cambio, era un héroe del pueblo que quería democratizar las finanzas. Así nos lo vendía. Pero resultó que era un villano más.
Mashinsky no inventó nada nuevo. Siguió la receta de siempre: contar una historia bonita para enganchar a la gente y sacarles la pasta. En esta era de las redes sociales, la narrativa es una herramienta de marketing que se usa para convencer. Pero eso es solo la fachada. Lo que importa es hacer dinero vendiendo tu producto.
Celsius hacía lo que le daba la gana con el dinero de sus clientes. Les ofrecía préstamos de alto interés con su propia criptomoneda, que los clientes tenían que comprar. Así, podía dar más rentabilidad que los bancos convencionales. Pero era un juego peligroso. Prestaba dinero con dinero prestado. Era como un banco sin ley en el lejano oeste.
¿Qué pasó? Cuando su criptomoneda se desplomó y la gente quiso sacar su dinero, la plataforma se quedó sin fondos. Es decir, lo que nos vendieron como la alternativa a la banca tradicional, hizo las mismas trampas y peores que la banca tradicional. ¿Dónde estaban las auditorías independientes? ¿Y los seguros? ¿Y las garantías? ¿Y la supervisión? ¿Qué medidas tomaron para proteger al depositante? ¿Cómo gestionaban el riesgo? Celsius resultó siendo peor que los bancos convencionales. Fue como un banco del Salvaje Oeste.
¿Qué aprendimos? Debemos recordar que la oposición siempre tiene la razón. Porque la utopía siempre es perfecta desde la oposición. Es decir, prometer el paraíso es fácil desde un podio y sin tener que demostrar nada. Lo difícil es construir la utopía. Es decir, hacerla realidad y crear una alternativa mejor que lo que se quiere derrocar. La historia nos enseña que cuando llega un mesías que nos promete el cielo, lo más probable es que se convierta en el próximo tirano una vez que llega al poder.
Reflexionamos sobre este fenómeno recurriendo a la literatura. George Orwell era un escritor británico que no le tenía miedo a criticar a los poderosos. En su novela, Rebelión en la granja, publicada en 1945, usa a los animales como una forma de burlarse de las revoluciones que prometían liberar al pueblo, pero que terminaban siendo peores que lo que había antes. La novela es una sátira de la Unión Soviética de Stalin, un dictador que se alió con los países occidentales para derrotar a Hitler, pero que luego se convirtió en su enemigo.
La historia empieza cuando los animales de la granja se cansan de ser explotados por el granjero Jones y deciden echarlo. Los cerdos, que son los más inteligentes, se ponen al frente del movimiento y crean unas reglas para vivir en armonía y en igualdad. Pero pronto se dan cuenta de que el poder corrompe y empiezan a abusar de los demás animales, a cambiar las reglas a su conveniencia y a mentir sobre el pasado. Los cerdos se vuelven tan malos o peores que los humanos.
La novela nos enseña que no hay que confiar en los falsos líderes que nos engañan con palabras bonitas, pero que solo buscan su propio beneficio. También nos advierte de que no hay que olvidar la historia ni dejar de pensar por nosotros mismos. Y nos invita a reírnos de lo absurdo y lo ridículo que puede ser el poder cuando se usa mal.
Rebelión en la granja es una novela corta, pero muy profunda y divertida. Es una obra maestra de la literatura universal y una lección de política y de ética. Si no la has leído, te la recomiendo. Y si ya la has leído, te sugiero que la vuelvas a leer. Seguro que encontrarás algo nuevo y te volverás a reír.
La industria cripto está llena de CEOs que hablan maravillas de sus proyectos. Parecen unos genios que van a cambiar el mundo con sus ideas. Y nos prometen ganancias increíbles si invertimos. En este espacio, hay mucha gente honesta, innovadora y trabajadora, que quiere ofrecer soluciones útiles a los usuarios. Pero también hay muchos que son unos ladrones, que solo quieren engañar a los incautos que se dejan deslumbrar por sus discursos. Hay que tener cuidado con estos charlatanes, porque pueden hacernos perder todo nuestro dinero. No todo lo que brilla es oro.
No te fanatices con una ideología. Y no te enamores de la gente que te habla bonito. Sustituye la fe por la duda. Sé mucho más escéptico de las grandes retóricas y las revoluciones que te venden en las redes.
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