En los últimos meses, Sam Altman, el creador de ChatGPT o DALL·E 2, se ha convertido en la cara más reconocida y el personaje del mundo de la IA del que todos quieren saber.
Y es que, la inteligencia artificial, antes considerada material de ciencia ficción, se ha generalizado en los últimos años con grandes chatbots y herramientas que cada día salen a la luz. Por supuesto, no todo queda aquí y la inteligencia artificial también está impulsando la innovación tecnológica con nuevos algoritmos, robots autónomos y aplicaciones de software.
Sin embargo, hay una empresa con nombre OpenAI que ha captado todo el protagonismo junto con dos grandes herramientas: ChatGPT y DALL·E 2. Esto ha provocado un mayor interés por la IA entre los aficionados y no aficionados a la tecnología debido a estas novedades.
Por un lado tenemos a DALL·E y su versión mejorada DALL·E 2, que puede transformar las descripciones de texto que te imagines en una imagen generada por IA en cuestión de segundos, y ChatGPT, un chatbot de IA que puede responder a las preguntas de los usuarios con una humanidad casi espeluznante.
OpenAI, la empresa que ahora protagoniza la figura de Sam Altman y no la de Elon Musk
Ambas han sido desarrollados por esta empresa, OpenAI, centrada en investigación de IA con sede en San Francisco fundada en 2015 por el expresidente de Y Combinator Sam Altman, el consejero delegado de Tesla y SpaceX, Elon Musk y otros inversores que se comprometieron a aportar mil millones de dólares al proyecto.
La misión de la empresa, tal y como explican es “garantizar que la inteligencia artificial general beneficie a toda la humanidad”, según sus estatutos.
La inteligencia artificial general, o AGI, otro de sus puntos fuertes, se refiere a la capacidad aún por desarrollar de una máquina para aprender y comprender cualquier cosa que pueda hacer un ser humano, la define como “sistemas altamente autónomos que superan a los humanos en la mayoría de los trabajos económicamente valiosos”.
OpenAI se lanzó originalmente como una organización sin fines de lucro, pero en 2019 la compañía creó una empresa “con fines de lucro limitados” llamada OpenAI LP, que ahora emplea a la mayoría de los trabajadores de la compañía.
Varios meses después de cambiar a este modelo, anunció que recibió una inversión de mil millones de dólares de Microsoft y que ejecutaría sus servicios en Microsoft Azure. Las dos empresas también acordaron trabajar juntas para crear nuevas tecnologías de supercomputación de IA en Microsoft Azure. Incluso ahora Microsoft incorpora ChatGPT en su buscador Bing.
Sam Altman, el nuevo gurú de la inteligencia artificial
Sin embargo y pese a toda esta locura, queremos centrarnos especialmente en la figura de Sam Altam, cuya biografía puedes consultar en el siguiente artículo de Business Insider. Pues bien, pese a haber saltado a la palestra en los últimos meses, su notoriedad no es nueva: ya lleva casi dos décadas en el candelero de Silicon Valley.
Altman entró en el mundo de la tecnología como un recién salido de la universidad en 2005. En la misma línea que Steve Jobs, Bill Gates y Mark Zuckerberg, este abandonó su licenciatura en informática en la Universidad de Stanford para fundar una empresa que permitía a los usuarios compartir su geolocalización llamada Loopt.
Loopt consiguió recaudar más de 30 millones de dólares (28 millones de euros) en capital riesgo antes de ser adoptada por empresas como Apple y Blackberry. Al cabo de siete años, Loopt no prosperó y Green Dot Corporation, un holding bancario y de tecnología financiera estadounidense, compró la empresa por más de 40 millones de euros.
Pese a todo esto, Altman ya era alguien en este mundo y se unió al jefe de Tesla, Elon Musk, al cofundador de LinkedIn, Reid Hoffman, y a otros patrocinadores en 2015 para cofundar OpenAI, una empresa de investigación y desarrollo de inteligencia artificial que pretendía promover una “IA amigable de forma que beneficie a toda la humanidad”.
En 2016, Altman anunció por primera vez que OpenAI estaba construyendo una Inteligencia Artificial General (AGI), conocida como GPT-1. Durante los últimos 3 años, OpenAI ha estado lanzando modelos GPT anualmente. En 2018 presentaron finalmente GPT-1, luego GPT-2 en 2019, y finalmente, GPT-3 llegó en 2020.
En mayo de 2020 OpenAI presentó GPT-3, la mayor red neuronal jamás creada que revolucionó el mundo de la IA. GPT-3 podía transformar la descripción de una página web en código, podía imitar a personas, escribir poesía o canciones y otras tantas de miles de funciones.
Tras esto, primero fue DALL·E, una IA capaz de generar una imagen basándose en la descripción de un usuario, que salió el 5 de enero de 2021. Luego más tarde fue mejorada a su versión DALL·E 2 (presentada en enero de 2022).
Mientras que GPT-3 utiliza su conocimiento del lenguaje para generar texto, el modelo Image GPT de OpenAI es capaz de generar píxeles en secuencia para crear imágenes para las herramientas de conversión de texto a imagen de OpenAI DALL·E y DALL·E 2.
Mientras que DALL·E podía generar imágenes a partir de descripciones de texto, DALL·E 2 puede generar imágenes más realistas y precisas con una resolución cuatro veces mejor que su predecesor, según OpenAI.
Y luego está ChatGPT, el chatbot en el que los usuarios obtienen respuestas entretenidas e inteligentes a preguntas de todo tipo basado en GPT 3.5. OpenAI lanzó ChatGPT el 30 de noviembre de 2022 y, según Altman, en cinco días había alcanzado el millón de usuarios.
Elon Musk, que abandonó la junta de OpenAI en 2018, tuiteó que “ChatGPT es aterradoramente bueno” y que “no estamos lejos de una IA peligrosamente fuerte”.
Existen otros proyectos de IA pero no han generado tanto entusiasmo
OpenAI ha desarrollado otros proyectos que han generado entusiasmo en la comunidad tecnológica pero que no reciben la misma atención que DALL·E o ChatGPT. OpenAI Codex, por ejemplo, traduce lenguaje natural a código y se utilizó para desarrollar GitHub Copilot, que autocompleta código para programadores informáticos.
También presentó recientemente Whisper, un sistema de reconocimiento automático de voz que puede transcribir el lenguaje hablado con mayor precisión que la tecnología existente, según la empresa. Entrenado con 680.000 horas de datos multilingües, Whisper puede transcribir el habla con acentos, ruido de fondo y lenguaje técnico.
El escepticismo de algunos inversores ante la figura de Sam Altman
A pesar de los recientes avances, algunos inversores e investigadores se han mostrado escépticos ante la posibilidad de que Altman pueda generar ingresos importantes con la tecnología de OpenAI y alcanzar su objetivo declarado de lograr la inteligencia artificial general (AGI).
Este también se ha enfrentado a preocupaciones más amplias por parte de los miembros de la comunidad de IA por alejar a la empresa de su promesa de hacer transparente su investigación y evitar enriquecer a los accionistas. En cambio, OpenAI se ha vuelto más cerrada con el tiempo, según los investigadores.
“Quieren adquirir más y más datos, más y más recursos, para construir grandes modelos”, afirma Emad Mostaque, fundador de Stability AI, una empresa competidora que ha impuesto menos restricciones a su programa de generación de imágenes Stable Diffusion, haciéndolo de código abierto y gratuito para los desarrolladores.
Según una portavoz de OpenAI, la empresa ha puesto su tecnología a disposición de los desarrolladores de varias maneras, por ejemplo, abriendo determinados modelos de IA.
El futuro de la inteligencia artificial según su cofundador
El cofundador afirma que las últimas y más avanzadas versiones de ChatGPT se irán desplegando muy poco a poco para que la gente, las instituciones y los responsables políticos se familiaricen con ella, “pensando en las implicaciones, sintiendo la tecnología, haciéndose una idea de lo que puede y no puede hacer”, afirma.
En su opinión, la revolución provocada por la “inteligencia artificial general” (AGI) es imparable”. En un ensayo titulado “La ley de Moore para todo”, Altman escribió que el progreso tecnológico que traerá la AGI en los próximos 100 años y “será mucho mayor que todo lo que hemos hecho desde que controlamos el fuego por primera vez e inventamos la rueda”.
Por otro lado, todos los rumores apuntan a que deberíamos estar cerca de GPT-4. A pesar de lo esperado de esta noticia sobre la inteligencia artificial, los detalles exactos sobre GPT-4 han sido bastante escasos.
OpenAI no ha revelado mucha información sobre el nuevo modelo, como sus características o sus capacidades. No obstante, los avances en el campo de la IA, pueden ofrecer algunas pistas sobre lo que podemos esperar de GPT-4.
Algo de lo que ya se está seguro es de que será capaz de generar textos más parecidos a los humanos y responder a las preguntas de los usuarios de una forma más natural que las versiones anteriores del modelo, como ya hemos visto con ChatGPT. Contará con más parámetros que GPT-3, sí, pero no tantos como se rumorea y es probable que GPT-4 dependa menos de la precisión de las instrucciones.
En cuanto al tema de oro con respecto a Google, en una entrevista este afirmó que aunque no cree que ChatGPT sustituya a este motor de búsqueda, cree que un sistema de IA podría hacerlo algún día.
“Es decir, no creo que sea ChatGPT. Pero creo que algún día un sistema de IA podría hacerlo. Más que eso, sin embargo, creo que la gente está perdiendo totalmente la oportunidad si se centra en las noticias de ayer. Me interesa mucho más pensar en lo que viene más allá de la búsqueda”, explicaba.
Y es que, Sam Altman, como en muchas ocasiones ha manifestado, no tiene su mente focalizada en lo que actualmente ocurre con Bing o Bard. Desde luego, OpenAI va mucho más allá y tan solo nos queda esperar para ver todo lo que nos tienen preparado.
