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El nombre del icónico desengrasante KH-7 esconde una historia que pocos conocen. Este producto, hoy presente en muchos hogares españoles, tiene sus orígenes en una empresa de recubrimientos metálicos fundada por Jaume Lloreda. Aunque inicialmente el objetivo de la compañía era muy distinto, la necesidad de encontrar una solución eficaz para limpiar las piezas que se envían a los clientes fue el punto de partida para el desarrollo de este desengrasante que revolucionó el mercado.
El KH-7 no fue creado con el propósito de limpiar cocinas, como es su uso más común hoy en día. Según explicó Lloreda en una entrevista en la Cadena Ser, el producto nació “porque uno tiene dificultades para limpiar y entonces tiene que inventar”. En sus inicios, su principal aplicación era la limpieza de joyas y componentes eléctricos, donde resultaba muy eficaz para eliminar la grasa. Sin embargo, tras varias pruebas y la aparición de nuevas necesidades, KH-7 se adaptó para convertirse en el desengrasante multiusos que conocemos hoy.
El origen de las siglas KH-7
El nombre del desengrasante tiene un origen curioso. Según relató Jaume Lloreda en A vivir de la Cadena SER, el producto recibió el nombre de KH-7 como referencia a la fórmula original desarrollada en 1977. La K hace referencia al detergente utilizado, mientras que la H proviene del disolvente que se mezcló en la fórmula. El número 7 representa el éxito de la séptima prueba, que dio como resultado el producto final. Esta combinación ha perdurado y se ha convertido en un símbolo de la eficacia del desengrasante.
Con los años, el KH-7 ha demostrado su versatilidad y efectividad, siendo utilizado no solo en cocinas, sino también en talleres mecánicos, bicicletas y otros sectores. Incluso en el ámbito del ciclismo profesional, este producto es muy valorado por su capacidad para eliminar la grasa.
De un uso interno a un éxito comercial
Inicialmente, KH-7 fue desarrollado para uso interno de la empresa de Lloreda, que necesitaba un producto que limpiara las piezas que enviaban a sus clientes. Sin embargo, la alta eficacia del desengrasante llevó a la empresa a comercializarlo en 1981 en España. Su expansión internacional llegó en 2013 y ahora también se puede encontrar en países como Estados Unidos Desde entonces, su crecimiento ha sido imparable, llegando a vender hoy en día más de 140.000 unidades diarias y generando una facturación de 66 millones de euros al año.
El éxito del KH-7 se debe en gran medida a su capacidad para adaptarse a las necesidades de los consumidores y del mercado. A lo largo de los años, la empresa ha apostado por la investigación y el desarrollo para mejorar el producto y ampliar su gama de aplicaciones, consolidándose como un referente en el sector de los productos de limpieza.
