Nos lo dicen con frecuencia: si te sucede algo por la calle no grites socorro sino fuego, que es mucho más efectivo. Sin embargo, también puede ser muy peligroso. Un ejemplo contante: en 1938, en São Paulo, el pánico se apoderó de una sala del llamado cine Oberdan cuando alguien gritó, alarmado, que había fuego. La gente corrió hacia la salida, sin embargo, solo había una puerta para ello y las dos escaleras de acceso hasta ese piso eran muy estrechas, por lo que muchos cayeron, fueron pisoteados y aplastados. Una treintena de personas murieron, entre ellas muchos niños. Lo curioso es que hubo ninguna señal de incendio, sino que un ruido en la propia película habría sido el que provocó que una persona gritase, desatando la tragedia. Es un caso de histeria colectiva bastante famoso.
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Es una de las tragedias que más se mencionan al hablar de histeria, pero no la única. Como explica Mental Floss, durante finales del siglo XIX y principios del siglo XX hubo decenas de tragedias (principalmente en Estados Unidos pero también en el extranjero) donde los falsos gritos de “fuego” provocaron pánico que resultó en múltiples muertes inocentes y evitables. El miedo al fuego no era infundado, por supuesto, pues incluso en algunos edificios a prueba de incendios (supiuestamente), se sucedieron tragedias, pero a veces no existía un peligro real hasta que se gritaba la palabra mágica. Durante una fiesta de Navidad en Michigan en 1913, celebrada por los hijos de los mineros del cobre en huelga, alguien gritó un falso “fuego”, provocando con ello una estampida que se cobró 73 vidas, la mayoría de las cuales eran niños.
¿Está prohibido gritar ‘fuego’ en Estados Unidos?
Para que se entienda, la analogía “gritar fuego en un teatro lleno de gente” es bastante popular en Estados Unidos cuando se habla de acciones realizadas con el propósito de crear pánico. La frase se dijo por primera vez tras la Primera Guerra Mundial, en 1919, cuando el juez de la Corte Suprema Oliver Wendell Holmes lo mencionó durante el caso Schenck contra Estados Unidos. En concreto, Holmes dijo que: “La protección más estricta de la libertad de expresión no protegería a un hombre que grita falsamente ‘fuego’ en un teatro y causa pánico”.
El caso Schenck fue una decisión histórica de la Corte Suprema de los Estados Unidos con respecto a la aplicación de la Ley de Espionaje de 1917 en el marco de la Primera Guerra Mundial. Por abreviar: la Corte, unánime, concluyó que los acusados (que habían distribuido papeletas a hombres en edad de reclutamiento, pidiendo resistencia a la inducción, podían ser condenados por intento de obstruir el reclutamiento, un delito penal). Holmes estableció lo que se llama “peligro claro y presente”, es decir, que las personas que resultasen en crimen representando un peligro que pudiera tener éxito, podrían ser castigadas, en el marco de discusión de las limitaciones de la Primera Enmienda. Fue entonces cuando se habló de eso del fuego y el teatro lleno de gente, aunque más de manera simbólica que literal.
La protección más estricta de la libertad de expresión no protegería a un hombre que grita falsamente ‘fuego’ en un teatro y causa pánico”
Pero, entonces… ¿significa eso que gritar falsamente fuego en un teatro lleno de gente queda fuera de las condiciones de una acción anárquica inminente y, por lo tanto, están bajo la protección de la Primera Enmienda? La respuesta más corta en Estados Unidos es que depende de las circunstancias. La respuesta larga: si te arrestan por hacer eso, los cargos que se le imputan pueden hacer que la cuestión de la libertad de expresión sea totalmente irrelevante.
De nuevo, según Metal Floss, la advertencia falsamente gritada puede violar potencialmente las leyes penales de un estado contra la alteración del orden público o la conducta desordenada, ya sea que provoques o no una estampida, y que si alguien muere en la estampida podrías ser acusado de homicidio involuntario. En otras palabras, incluso si no hay una ley que lo prohiba expresamente, hay otras de las que sí tendrías que preocuparte. Si gritas “bomba” en público te pondrías en una situación similar. De hecho en 2018 hubo que evacuar el Aeropuerto de Daytona Beach cuando un hombre corrió desnudo gritando sobre una bomba en el baño de mujeres.
Si gritas ‘fuego’ y se genera una estampida que causa un accidente en el que muere alguien, ¿podrían culparte de homicidio involuntario?
Dicho esto, hay buenas noticias para cualquiera cuyo grito de pánico sea un error como el del pobre hombre en el cine de São Paulo: Si alguien grita una advertencia creyéndolo de verdad y es un error genuino, no supondrá un castigo (aunque parece difícil discernir, en medio del caos, si lo ha hecho adrede o no).
¿Y en España? Que sepamos, no hay ninguna ley que prohiba tal cosa, aunque de nuevo nos movemos con muchas variables como el intento de homicidio antes mencionado. Lo que sí es cierto es que, como decíamos al principio, en muchos talleres en contra de las agresiones advierten de que es más útil gritar “fuego” para evitarlas que “socorro”, pues eso genera una alarma en la gente que está cerca y podría ayudar a neutralizar la situación de peligro.
Nos lo dicen con frecuencia: si te sucede algo por la calle no grites socorro sino fuego, que es mucho más efectivo. Sin embargo, también puede ser muy peligroso. Un ejemplo contante: en 1938, en São Paulo, el pánico se apoderó de una sala del llamado cine Oberdan cuando alguien gritó, alarmado, que había fuego. La gente corrió hacia la salida, sin embargo, solo había una puerta para ello y las dos escaleras de acceso hasta ese piso eran muy estrechas, por lo que muchos cayeron, fueron pisoteados y aplastados. Una treintena de personas murieron, entre ellas muchos niños. Lo curioso es que hubo ninguna señal de incendio, sino que un ruido en la propia película habría sido el que provocó que una persona gritase, desatando la tragedia. Es un caso de histeria colectiva bastante famoso.
