Por : Lic. Roberto Canaan
La situación de atraso que tiene el campo dominicano desde hace décadas, generó el empobrecimiento de la población rural y un aumento de las importaciones de alimentos creando un déficit alimentario nacional. Ante esta realidad el Gobierno, debe comenzar un plan para transformar el sector agropecuario importando nuevas tecnologías de la agricultura inteligente y con el uso de la Big Data. Los datos generados mediante las herramientas digitales de Big data aplicadas a la agricultura, una vez convertidos en información, son muy valiosos para ayudar a los productores a tomar las mejores decisiones de manejo, reducir costos de producción al optimizar la aplicación de insumos.
La agricultura inteligente hace uso de drones, para mantener el control de los cultivos, detectar la falta de fertilizantes o agua, localizar enfermedades y plagas, supervisar áreas fumigadas, obtener imágenes de alta resolución, y permitir conocer las propiedades del suelo para que aumente la producción y así combatir la pobreza rural y mejorar la balanza comercial de alimento.
Lo más importante es cambiar de cultivos por otros que tengan mercado internacional como el tabaco y el cacao. El valle fértil del Cibao estuvo sembrado de cacao y tabaco para exportación por el puerto de Sánchez transportado en el tren La Vega-Sánchez. Erróneamente se eliminó el cacao y el tabaco para sembrar arroz, que es un cultivo que no reforesta ni se exporta y como se siembra bajo agua inundando el terreno, causa enorme daño a la ecología y el medioambiente al lavar los nutrientes del suelo hacia el mar en cada cosecha.
Para lograr la agro-transformación hay que hacer lo siguiente: Cambiar cultivo financiando el 25 % de la siembra del nuevo cultivo por año, capitalizar los productores con dinero del gobierno, transferir tecnología de otros países, fomentar la educación y hacer investigación biotecnológica.
Pero lo primero es cerrar la brecha tecnológica y subir la productividad en el campo. La transferencia tecnológica tiene la ventaja de que la tecnología ya existe y está disponible para su aplicación. Lo que hay que identificar son los avances de otros países y ver cuales tecnologías se pueden aplicar en nuestro país. Como ejemplo, podemos coger las experiencias chilenas para la capacitación y la asistencia tecnológica.
De Costa Rica podemos copiar los avances genéticos en el café y el coco. De México, copiar su experiencia con el mango y con el aguacate. De Malasia, Colombia y de Nueva Zelanda podemos copiar los avances en la cría de ganado y producción de carne. De Estados Unidos, Israel, Canadá y de algunos países de Europa, copiar los avances en materia de riego presurizado. Ayudar a los productores para que cambien viejos por nuevos cultivos con tecnología moderna, tales como riego por goteo, vegetales bajo invernaderos, más fertilizantes y abono orgánico. Ayudar la producción de leche con ordeño automático computarizado y traer animales con pedigrí para mejorar genéticamente la crianza y la producción.
Es decir, traer lo último en tecnología a nivel mundial para impulsar la productividad, la producción y la competitividad de los productos dominicanos. Pero sobretodo, educar el hombre del campo con programas específicos que incluyan el aprendizaje del manejo básico de la computadora.
Para lograr estos cambios se necesita dinero. El gobierno debe otorgar incentivos en dinero efectivo de hasta un 50%, para la compra de la nueva tecnología y de los modernos equipos. Si lo hacemos, se salvó el campo, se salvó.
