En medio del dolor y la incertidumbre que se vive por el colapso del techo de la discoteca Jet Set, ciudadanos solidarios han comenzado a repartir alimentos tanto a las personas que se encuentran en los alrededores del emblemático centro de diversión, como a quienes participan en las labores de rescate, removiendo escombros en busca de sobrevivientes.
Estos gestos han mostrado el lado más humano de las personas, demostrando que, aun en medio del sufrimiento, siempre es posible encender una luz de esperanza.
Ana Cabrera es una de esas personas que, movida por la empatía, decidió dar un paso al frente para ayudar.
“Lo que me motivó es pensar que hoy fueron ellos, pero mañana podemos ser nosotros”, expresó Ana, visiblemente conmovida.
- Dijo que los dominicanos forman una gran comunidad y que, en medio del dolor, también hay espacio para la solidaridad.
“El dominicano es una persona que tiene paz, que tiene empatía, que busca a las personas. Somos una gran comunidad“, destacó.
Explicó que lo que comenzó como un gesto personal, con los pocos recursos que tenía a su alcance, se transformó rápidamente en una red de apoyo.
https://resources.diariolibre.com/images/2025/04/10/whatsapp-image-2025-04-09-at-90517-pm-53cbab9a.jpeg
“Personas comenzaron a escribirme, a hacerme depósitos, a llevarme donaciones a mi casa”, precisó.
Indicó que “gracias a esa cadena de apoyo, se organizó un grupo de voluntarios que se trasladó hasta la zona afectada para brindar alimentos y un poco de alivio a quienes más lo necesitaban”.
“Nos reunimos todos al final para venir, apoyar, hacer lo que podemos y simplemente dar un aliento de fe a esas personas que hoy están pasando por momentos demasiado difíciles“, expresó.
Alabanza a Dios en medio del dolor
Otro grupo de ciudadanos, mientras tanto, entonaba alabanzas a Dios con el fin de reconfortar a las familias que buscan desesperadamente alguna información sobre sus seres queridos.
- Entre los cánticos que se escucharon estaban “Paz en medio de la tormenta”, “Alaba a Dios” y “Himno de victoria”.
Este último fue interpretado dos veces por los presentes, quienes, en medio de la adversidad, mantienen viva la esperanza y la fe en Dios como refugio en los momentos más difíciles.
