El tiempo es una de esas cosas que damos por sentado. Nos levantamos, seguimos una rutina y avanzamos en lo que creemos que es una línea recta hacia el futuro. Sin embargo, un estudio de la Universidad de Surrey, publicado en la revista Nature, plantea una pregunta inquietante.
¿Y si el tiempo no fluye como pensamos? La investigación sugiere que la dirección del tiempo podría ser solo una percepción humana y no una realidad fundamental del universo. En otras palabras, podría ser una ilusión.
Además, también plantea que el Big Bang podría haber definido la dirección del tiempo, y que su expansión podría ser la razón por la que percibimos el tiempo como unidireccional.
La paradoja de la percepción del tiempo
Las leyes de la física no hacen distinción entre el pasado y el futuro. Ya sea en la mecánica clásica de Newton o en la ecuación de Schrödinger en la mecánica cuántica, las matemáticas funcionan igual si el tiempo avanza o retrocede.
Es decir, si grabaras un fenómeno físico y lo reprodujeras al revés, las ecuaciones seguirían siendo válidas. Entonces, ¿por qué sentimos que el tiempo solo avanza y nunca retrocede?
Una explicación proviene de la termodinámica, que nos dice que el desorden o entropía del universo siempre aumenta. Un vaso roto no se recompone solo, y el humo de un cigarro no vuelve a su fuente. Este aumento de la entropía crea la sensación de dirección temporal. En otras palabras, el tiempo parece avanzar porque vemos el desorden crecer en nuestro entorno.

Generado con IA
Otra teoría apunta al origen del universo. El Big Bang no solo dio inicio a la expansión del cosmos, sino que también podría haber definido la dirección del tiempo. Desde ese punto inicial, el universo ha seguido expandiéndose, y esa expansión podría ser la razón por la que percibimos el tiempo como unidireccional.
Pero algunos físicos han sugerido que podría haber algo más. Existe una hipótesis fascinante, que el Big Bang podría haber generado dos universos paralelos. En uno, el tiempo fluye hacia adelante como lo percibimos, mientras que en el otro, se movería en sentido contrario. Para los habitantes de ese universo especulativo, nosotros seríamos los que avanzamos al revés.
Si la física permite la reversibilidad temporal, ¿por qué no experimentamos el pasado igual que el futuro? Aquí entra en juego la dinámica markoviana, que describe sistemas donde cada estado depende del anterior.
Este principio se aplica en procesos como la evolución de galaxias, la biología y hasta en la inteligencia artificial. Una vez que un proceso arranca en una dirección, sigue adelante sin posibilidad de volver atrás, como una fila de fichas de dominó cayendo en sucesión.
A nivel cuántico, sin embargo, las cosas se vuelven extrañas. En experimentos con partículas subatómicas, los eventos pueden ocurrir sin un orden definido, lo que desafía nuestra comprensión clásica del tiempo. Esto ha llevado a algunos científicos a preguntarse si el tiempo es una propiedad fundamental o simplemente una consecuencia de nuestra percepción limitada.
¿Podremos manipular el tiempo?
La idea de viajar en el tiempo ha sido un sueño recurrente en la ciencia ficción, pero algunos físicos creen que podría ser más que una fantasía. Si lográramos entender por completo cómo funciona el tiempo, podríamos encontrar formas de manipularlo.
Aunque la realidad actual no permite viajes en el tiempo, la teoría de la relatividad de Einstein indica que la velocidad y la gravedad afectan la forma en que experimentamos el tiempo. Esto significa que los astronautas que viajan a gran velocidad envejecen más lentamente que los que permanecen en la Tierra.
La ciencia aún no tiene respuestas definitivas sobre la naturaleza del tiempo. ¿Es una dimensión física real o solo una construcción de nuestra mente? Si el tiempo no es tan lineal como creemos, podría haber formas inesperadas de interactuar con él.
Mientras los investigadores siguen explorando esta cuestión, nosotros seguimos atrapados en la percepción cotidiana de un reloj que nunca se detiene. Tal vez, en el futuro, descubramos que el tiempo es mucho más flexible de lo que jamás imaginamos.
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Etiquetas: estudios