Venezuela depende de su oro ahora más que nunca

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Por Lic. Roberto Canaan :

A raíz de los graves problemas económicos de Venezuela, debido a la hiperinflación y a la estrepitosa caída de los precios del petróleo, el Gobierno ha llegado a depender de las remesas y del contrabando de combustible, drogas y oro con el fin de intentar sostener su economía, cada vez más dolarizada.

Pero los confinamientos en todo el mundo, junto con la creciente presión internacional sobre el gobierno de Nicolás Maduro, han llevado a que solamente quede intacto uno de estos pilares económicos: el oro.

El desplome del mercado petrolero mundial llevó a que en el mes de abril el precio del petróleo venezolano alcanzara un nivel mínimo después de 20 años: US$9,90 por barril, en comparación con un promedio de US$56,70 dólares en 2019. La producción continúa siendo de alrededor de una cuarta parte de los niveles de 2008, y las posibilidades de exportación se han visto gravemente limitadas por las sanciones internacionales. Debido a la poca capacidad de refinamiento de Venezuela, el combustible procesado, que alguna vez fue una fuente de ingresos del contrabando, ya es tan escaso en Venezuela que ha sido contrabandeado desde Colombia y Brasil por los estados fronterizos, en vez de ser enviado al extranjero como ocurría antes.

Las remesas que los migrantes venezolanos envían a su país, que en 2019 alcanzaron los US$3.500 millones, también se han visto duramente golpeadas por el cierre económico a nivel mundial. La contribución de dichas remesas a la economía venezolana disminuyó un 75 por ciento en marzo y se prevé que disminuya casi a la mitad durante todo 2020, como lo señala la consultora económica Ecoanalítica.

Por otra parte, el aumento de las operaciones antinarcóticos por parte de Estados Unidos en el Caribe ha llevado a que varias grandes incautaciones hayan sido supuestamente vinculadas al gobierno de Maduro, y quizá estén haciendo más difícil el ingreso de la moneda extranjera a Venezuela a través del narcotráfico.

Todo esto significa que el oro, que durante los últimos años ha sido un importante pilar económico del gobierno de Maduro, es ahora más vital que nunca. Desde que comenzó la crisis por el coronavirus, el metal precioso, considerado una inversión segura en tiempos difíciles, ha alcanzado máximos que no se veían desde hace años.

Como resultado, se ha presentado un drenaje acelerado de las reservas de oro del Banco Central de Venezuela (BCV), lo que incluye el intercambio de grandes cantidades por piezas para restaurar las refinerías de petróleo con aliados internacionales como Irán. Solo en abril se negociaron nueve toneladas de oro del BCV, lo que, según Bloomberg, causó que Venezuela quedara con las reservas de divisas duras más bajas en 30 años.

En este contexto, el país debe mirar hacia el Arco Minero del Orinoco (AMO), con el fin de reponer sus reservas. Este gran territorio al sur de Venezuela, cuya mayor parte se encuentra en el estado Bolívar, ha sufrido durante mucho tiempo violentos enfrentamientos entre grupos criminales y actores estatales por el control de las miles de minas ilegales que se encuentran allí.

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