La tragedia del club nocturno Jet Set, que cobró más de 230 vidas inocentes, no solo ha dejado un dolor inconmensurable en la sociedad dominicana, sino que ha expuesto las profundas grietas de un sistema judicial que parece funcionar a dos velocidades.
La detención del “falso héroe” vs. la libertad del propietario
En un giro que ha desconcertado a muchos ciudadanos, Rafael Rosario Mota, conocido como “Foster”, fue rápidamente detenido por las autoridades tras descubrirse que mintió sobre su participación en el rescate de 12 personas entre los escombros. Una mentira reprochable, sin duda, pero que no causó directamente la muerte de ninguna persona.
Mientras tanto, el empresario Antonio Espaillat, propietario del establecimiento donde ocurrió la tragedia, permanece en libertad y, según múltiples reportes, ni siquiera ha sido llamado a declarar de manera formal, a pesar de los testimonios que indican que el techo del local presentaba problemas estructurales desde hace años.
La ley no es igual para todos
El contraste entre ambos casos pone de manifiesto lo que muchos dominicanos ya sospechan: el Código Procesal Penal, al permitir que los jueces consideren el “nivel socioeconómico” del imputado para tomar decisiones sobre medidas de coerción (artículos 227, 229 y 339), establece un sistema donde el dinero y la influencia pueden servir como escudo contra la justicia.
“Cuando la ley contempla factores como el arraigo económico o las conexiones sociales, inevitablemente crea un sistema que favorece a los poderosos”, explica un jurista consultado que prefirió mantener el anonimato. “Una persona sin recursos va presa por mentir, mientras el presunto responsable indirecto de cientos de muertes permanece libre por tener los medios para demostrar ‘arraigo'”.
El peso de las decisiones judiciales
Las medidas de coerción no deberían estar influenciadas por el estatus socioeconómico sino por la gravedad del delito y el peligro que representa el imputado para la sociedad. Sin embargo, en la práctica, estas consideraciones parecen invertirse.
¿Quién representa más peligro: alguien que mintió sobre ser un héroe o alguien que, presuntamente, ignoró problemas estructurales en un establecimiento público que luego cobró cientos de vidas?
Un llamado a la reflexión
El caso Jet Set debe servir como catalizador para una reflexión profunda sobre cómo se aplica la justicia en República Dominicana. Los artículos del Código Procesal Penal que permiten considerar factores socioeconómicos deben ser revisados o aplicados de manera que no perpetúen desigualdades.
La justicia verdadera es aquella que trata a todos por igual, independientemente de su cuenta bancaria o sus conexiones políticas. Mientras existan “dos varas para medir”, el sistema judicial dominicano seguirá siendo percibido como una herramienta que protege a los poderosos y castiga desproporcionadamente a los más vulnerables.
Las más de 230 familias que hoy lloran a sus seres queridos merecen una justicia que no discrimine por clase social. La pregunta es: ¿estamos dispuestos como sociedad a exigirla?