‘Zorra’, pero en plan bien

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Para que los niños y las niñas puedan entender el sentido profundo de la canción que España ha enviado a Eurovisión, será preciso recurrir al Diccionario. Zorra, que así se llama la hogareña melodía de Nebulossa, no es una canción sobre animales, como las de Luli Pampín, ni sobre ciertas habilidades cognitivas un tanto esquinadas que caracterizan la picaresca y molicie española. Es en la acepción número siete de su entrada en el Diccionario donde tu hija y tu hijo encontrarán su significado exacto: “Prostituta”.

El DRAE, además, ofrece algunos sinónimos: meretriz, puta, furcia, ramera, fulana y pelandusca. Seguramente tu hija vería muy graciosa una canción titulada Pelandusca, pero no ha habido suerte.

La importancia del Diccionario para que puedan entenderse las canciones resulta llamativa, pues hace sólo cuatro años varios colectivos feministas pedían eliminar de sus páginas diversas palabras del habla coloquial que se emplean para descalificar a las mujeres. Entre las palabras más combatidas estaba “zorra”. Se dio mucho la tabarra con la desigualdad de llamar “zorro” a un tío muy listo y “zorra” a una mujer de vida disoluta. “La lucha contra el machismo pasa por erradicar el lenguaje sexista, revisar las definiciones de los diccionarios y adoptar otras formas de expresión”, nos dijeron.

Ahora la lucha contra el machismo pasa por cantar Zorra en Eurovisión. “Zorra”, pero en plan bien.

Foto: Asistentes durante la manifestación organizada por el Movimiento Feminista de Madrid el 8 de marzo. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Conocemos ese mecanismo de guerrilla lingüística empleado por minorías y grupos oprimidos que consiste en adoptar abiertamente el insulto que se les dirige y normalizarlo entre sus pares. Así, una persona de origen marroquí puede llamar “moro” a otro, y un homosexual, “marica” a su amigo o a sí mismo, vaciando de iniquidad su significado. Está muy bien eso. Sin embargo, no tengo noticia de que nadie reclamara nunca quitar “moro” o “marica” del Diccionario, o muchos otros términos que, porque existen, deben estar entre sus páginas por si alguien decide hacer una canción.

Elegir un tema llamado Zorra para representar a España en Eurovisión supone empoderamiento para las mujeres. Curiosamente, empoderarse no tiene nunca que ver con nada que no sea follar. No es como que la cantante se haga registradora de la propiedad en el estribillo después de opositar heroicamente durante la primera estrofa; no es como que saque adelante a su familia ella sola. Ya SloMo, de Chanel, empoderaba mucho porque “Yo vuelvo loquito’ a todos los daddie‘”. A lo mejor podría alguien hacer una canción donde una mujer se empoderara sin pasar por el gimnasio; por ejemplo, ganando un campeonato mundial de ajedrez. Aunque es verdad que encontrar las rimas aquí sería más difícil.

Curiosamente, empoderarse no tiene nunca que ver con nada que no sea follar

Según yo lo veo, al final una mujer tiene que cantar siempre Boys, boys, boys, de Sabrina o algo eternamente condenado a estar entre Like a virgin y Material Girl (ambas de Madonna); o sea, entre el sexo y el dinero. No hay nada más que cantar, amigas. Es, o eso, o el Cara al sol, como ha dicho, con su puntería perfecta para partir cosas en dos, Pedro Sánchez.

El Cara al sol de Tracy Chapman fueron Fast car, Crossroads o Baby can I hold you, melodías claramente fachas porque Tracy no enseñaba las tetas. Tracy Chapman no ha escrito nunca una canción sobre follar, así que debe de empoderar muy poco a las mujeres ver a una mujer hacer música de verdad.

placeholder Tracy Chapman. (Reuters/Mike Blake)
Tracy Chapman. (Reuters/Mike Blake)

Lo irritante de Zorra no es la cosa pueril del lenguaje malsonante y la reivindicación (¡en 2024!) de la libertad sexual femenina, sino la falsedad de etiquetar la música tórrida de siempre como políticamente renovada. No hay aquí renovación alguna, amigos, es la misma música tórrida de siempre, ultraliberal y reaccionaria. O sea: convertir a las mujeres en objeto sexual y hacer mucho dinero con ello.

Lo que dirán en Europa, por eso, es que España está muy atrasada. Hay decenas de canciones preliminarme emputecidas (desde Bitch de Meredith Brooks a Me gusta ser una zorra, de Las Vulpes), y venir en 2024 a descubrir que puedes titular una canción Zorra es como de estar aún yéndote a la cama sin haberte terminado el colacao.

Sin embargo, lo mío con Zorra tiene que ver con las niñas, que iban todas para ingenieras el año pasado y ahora hemos decidido reconducirlas hacia el dance floor. Eurovisión no es casi ni música, pero desde luego es un espacio transversal y familiar, y muchas niñas (y niños) van a vernos celebrar ser una zorra, con las consiguientes preguntas y robos de maquillaje a la mamá. Es agotadora vuestra estupidez.

No hay aquí renovación alguna, es la música tórrida de siempre, ultraliberal y reaccionaria

Cuando yo no tenía hijos, oía a muchas amigas ya madres (y de izquierdas) tildar de escandalosa la ropa que H&M ofrecía para niñas de ocho o nueve años. La broma que se hacía era: “¿Quieres que tu hija parezca una zorrita?, ven a H&M”. Esto ha mutado, ha crecido, se ha desbordado y ahora mismo, por tierra, mar y aire, lo único que se les dice a las niñas es que tienen que ser sexies. Tienen que ser sexies desde los siete años.

Foto: El grupo Nebulossa, ganador del Benidorm Fest 2024. (Europa Press/Joaquín P. Reina)

Si creéis que los chicos tienen un problema con ver porno, vais a flipar cuando descubráis el problema que tienen vuestras hijas con ser porno. Hasta en las fiestas escolares suenan canciones donde se les dice que lo único importante, lo único crucial para ellas, es mostrarse guapas y esculturales. “Y me pongo pibón” (Nochentera, Vicco) es la sintonía de su infancia.

Y Zorra, claro, llegará a los oídos de tu hija esta primavera, cuando ya pensábamos que iba para ministra.

Las dos cosas a la vez no va a poder ser, zorra y ministra, os lo aseguro. Uno se convierte en aquello a lo que dedica su tiempo.

Para que los niños y las niñas puedan entender el sentido profundo de la canción que España ha enviado a Eurovisión, será preciso recurrir al Diccionario. Zorra, que así se llama la hogareña melodía de Nebulossa, no es una canción sobre animales, como las de Luli Pampín, ni sobre ciertas habilidades cognitivas un tanto esquinadas que caracterizan la picaresca y molicie española. Es en la acepción número siete de su entrada en el Diccionario donde tu hija y tu hijo encontrarán su significado exacto: “Prostituta”.

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