Por Lic. Roberto Canaan
Es verdad que el proceso fue de lo más bueno en cuanto a orden y paz, pero la realidad es que votó poca gente. O sea, relativamente, porque fueron más de 4 millones de votos, pero el padrón era de más de 8. Quiere decir que la abstención estaría alrededor de un 46%, que sería el número más alto de la historia para unas presidenciales. En algunos lugares, como en Santiago para el nivel senatorial o en La Vega a nivel de diputados, la abstención pasó del 80%.
Para que tengas una idea, entre todas las elecciones del 2000 hasta el 2016, aunque fue aumentando todo el tiempo, la abstención no pasó del 30%. En el 2020 fue de un 44%, pero se supone que fue por la pandemia. Bueno, míralo tú mismo:
Esto puede significar varias cosas: que la gente no está muy entusiasmada con el sistema político o los políticos; que no se está haciendo suficiente esfuerzo para motivar a la gente a ir a votar (con todo y la logística); o que a los jóvenes simplemente no les interesa. El problema de esto es que las autoridades elegidas representan cada vez una menor parte del pueblo, y eso afecta nuestra democracia. Saca tus propias conclusiones.