Nadie le encuentra la lógica a la decisión de que el país cuyas empresas más venden en el resto del mundo, Estados Unidos, imponga aranceles a países amigos y aliados. Porque si hay una guerra de aranceles, tus empresas instaladas en el extranjero, son las que más van a sufrir. Y aquí tenemos el primer ejemplo: Canadá anula contratos con Starlink, y planea unos impuestos del 100% a Tesla.
El caos que rodea a los aranceles de Donald Trump a Canadá, México y China es total, porque el presidente de Estados Unidos cambia de idea cada día. Primero dijo que el 10%, luego que el 25%, luego que dejará fuera a la industria automovilística, y lo último, que podría aplazarlo un mes.
Como es lógico, los países atacados van a responder con la misma moneda. Y la estrategia de Canadá es muy clara, tal como ha dicho uno de sus políticos: atacar primero a las empresas que apoyan a Trump. Es decir, Tesla y Starlink.
Aranceles de Trump: Canadá va a por Tesla
Tras décadas de mundo globalizado y libre comercio, hoy en día todos los países tienen empresas y negocios en todos los países. Eso ha llevado al planeta a su época de mayor prosperidad, y a evitar conflictos bélicos. Porque si todos tienen negocios con todos, a nadie le interesa una guerra.
La táctica de imponer aranceles a países amigos y vecinos como México y Canadá, que quiere usar Donald Trump, sin duda va a presionar a sus economías, que dependen de Estados Unidos. Pero también va a perjudicar mucho a las empresas y ciudadanos de Estados Unidos.
En el caso del Canadá, Doug Ford, el premier del estado de Ontario, el más poblado del país, ha anunciado que cancela un contrato de 100 millones de dólares con Starlink, la empresa de satélites de Elon Musk.
También amenaza con imponer una tarifa del 25%, e incluso cortarla por completo, a la electricidad que Canadá suministra a 1,5 millones de norteamericanos de la frontera, de la que dependen por completo.
Finalmente, ha dicho que prohibirá a las empresas norteamericanas participar en los contratos gubernamentales por valor de 30.000 millones de dólares, y en los contratos de infraestructura para construir carreteras, hospitales y otros inmuebles, por valor de 200.000 millones de dólares.
Mientras, la distribuidora de bebidas LCBO ha anunciado que elimina 3.600 productos norteamericanos de sus estantes.
La candidata a primer ministro de Canadá en las próximas elecciones, Chrystia Freeland, ha pedido unos aranceles del 100% a los vehículos Tesla, y abrir las puertas a los coches eléctricos chinos.
Durante el primer trimestre del año, las ventas de Tesla en Europa, a la que Trump también quiere imponer tarifas, se han desplomado hasta un 75%:
Sin duda Donald Trump puede hacer daño con sus aranceles, pero sus empresas, y su economía, también van a sufrir mucho.
Si los ciudadanos de los países atacados se niegan a comprar productos norteamericanos y vuelven la vista a la competencia, a Estados Unidos le costará años volver a recuperar la confianza de sus aliados.
Para los canadienses, el problema de fondo es que ven los aranceles del presidente de Estados Unidos como un intento de debilitar al país, para convertir Canadá en el 51 estado de Estados Unidos, como ha pedido en numerosas ocasiones Donald Trump.
Irónicamente, Elon Musk tiene la nacionalidad canadiense, por parte de madre, y vivió años en Canadá cuando emigró de Sudáfrica, antes de ser un inmigrante en Estados Unidos, como los que quieren echar.
Más de 250.000 canadienses han pedido que le quiten la nacionalidad por convertirse en un enemigo del país, y la respuesta de Musk en X, no ha ayudado: “Canadá no es un país de verdad“. Luego borró el post.
El presidente de Estados Unidos usa los aranceles como un chantaje para conseguir lo que quiere, pero como se demuestra con la respuesta de Canadá, el tiro le puede salir por la culata. Las empresas estadounidenses son las que más negocios tienen en todo el mundo, así que ellas van a ser las más perjudicadas. Especialmente Tesla y Starlink.
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Etiquetas: Internet Explorer, Coche eléctrico, Tesla, Elon Musk
