Los “parches“, en términos informáticos, tienen casi 80 años de edad. Su uso original quedó enterrado hace décadas por la nueva tecnología, pero hemos mantenido el término.
Los parches de software se estrenaron en el año 1944, con el ordenador electromecánico IBM Harvard Mark I. Su origen en muy curioso.
“Parche”, es una palabra muy descriptiva. Ponemos un parche a un agujero en la ropa, para taparlo. Y eso es justo lo que hacen los parches informáticos, con el software. Pero su adopción no tiene que vez con la vestimenta. Es mucho más literal.
De dónde provienen los parches informáticos
El ordenador Mark I fue creado por IBM y la Universidad de Harvard, en 1944. Era un modelo electromecánico inspirado en la máquina de Babbage, que aún usaba botones, palanca y engranajes. Uno de los primeros ordenadores de la historia.
El Mark I tenía 760.000 ruedas y 800 kilómetros de cable, un auténtico monstruo de 15,5 metros de largo, unos 2,40 metros de alto y unos 60 centímetros de ancho. Pesaba cinco toneladas.
Era muy lento en hacer su trabajo, ya que tardaba entre 3 y 5 segundos en completar una operación matemática. Pero eso era un prodigio para la época.

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El Mark I utilizaba cintas perforadas para almacenar datos y aplicaciones. Estas cintas de papel se enrollaban sobre sí mismas, de forma parecida a las cintas de casete, o los rollos de las películas de cine. Aunque eran mucho más grandes.
Las cintas se perforaban con agujeros que representaban un bit o una instrucción, según su posición. Sí, ya nos estamos acercando al origen del “parche”… ¿Lo adivinas?
Desde que ha existido el software, han existido los bugs. Los programadores descubrían un fallo en una aplicación almacenada en una cinta perforada, y tenían que corregirlo.
Tal como explica el historiador informático Dave Farquhar, lo llamaban “parche”, porque era, literalmente, eso. Localizaban la zona de la cinta perforada en donde estaba el fallo, y pegaban encima un trozo de papel, o una cinta adhesiva, y volvían a perforar.
A veces el parche ocupaba más espacio que el fallo, así que no quedaba más remedio que cortar la cinta, y empalmar la corrección en ambos extremos. Lo llamaron “parchear” el programa, y así ha permanecido durante casi 80 años.
Después de las cintas llegaron las tarjetas perforadas, con el mismo concepto, pero más manejables. Fue en los años 70 del pasado siglo cuando comenzaron a usarse disquetes, cintas magnéticas y discos duros, desechando para siempre el papel perforado.
Han pasado 50 años desde que la palabra “parche” perdió su sentido en la informática, pero por tradición y costumbre, aun las seguimos utilizando para describir una actualización de software que corrige bugs. También en la tecnología, en donde lo que ayer era nuevo hoy ha pasado de moda, las tradiciones se respetan.
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