Canadá pone contra las cuerdas a Elon Musk: cualquier cosa con el nombre de Tesla, fuera

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La guerra comercial entre Estados Unidos y Canadá ha alcanzado un nuevo punto crítico tras la reciente imposición de aranceles por parte de Donald Trump hacia su vecino del norte. Esta medida, que busca debilitar la economía canadiense, forma parte de una estrategia diseñada para presionar al gobierno a tomar medidas más estrictas contra la migración ilegal y el tráfico de drogas.

Sin embargo, la respuesta no se hizo esperar por parte del país liderado por el primer ministro Mark Carney, quien ha decidido no ceder ante las presiones económicas y ha plantado cara al gobierno estadounidense, aplicando medidas similares y dirigiendo sus esfuerzos hacia empresas estratégicas como las del magnate Elon Musk.

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Columbia Británica le da la espalda a Tesla

En esta batalla económica, la provincia canadiense de Columbia Británica decidió ir aún más lejos, anunciando la exclusión total de los coches Tesla y sus productos asociados, como baterías y cargadores eléctricos, de su programa provincial de reembolsos eléctricos

Esto significa que, a partir de ahora, dará prioridad absoluta a fabricantes locales y empresas canadienses, dejando fuera cualquier artículo con el sello de Elon Musk. La decisión supone un duro revés para la empresa, ya que la exclusión del programa elimina uno de los grandes incentivos que atraía a los consumidores hacia la marca. 

Si antes podías beneficiarte económicamente al comprar un coche eléctrico Tesla en Columbia Británica, ahora tendrás que pagar el precio completo, haciendo que la compañía pierda competitividad frente a sus rivales locales. Para Musk, esta medida podría traducirse en una caída notable de ventas, afectando la cuota de mercado y generando pérdidas financieras significativas.

Pero las consecuencias no se limitan únicamente a Tesla. Starlink, el servicio de internet por satélite gestionado por SpaceX, también se encuentra en riesgo. La posible ruptura de relaciones podría impactar directamente en el desarrollo y expansión del servicio en Canadá, un mercado esencial para este servicio, particularmente en las regiones remotas, donde la conexión satelital es vital.

La reacción de Elon Musk no tardó en llegar, y lo hizo en su estilo habitual, mediante la red social X, donde calificó públicamente la decisión como “loca” y dejó entrever que podría contrarrestar la situación, bloqueando el acceso canadiense a los servicios de SpaceX y Starlink

En otras palabras, la tensión ha escalado a un punto donde ahora no solo están en juego cuestiones comerciales, sino también tecnológicas y estratégicas para ambos países. Según los analistas, esta escalada podría marcar solo el inicio de mayores enfrentamientos entre ambos gobiernos, lo que representaría riesgos financieros enormes. 

Coinciden en que, si continúa la confrontación económica y tecnológica, la incertidumbre podría extenderse rápidamente a otros sectores industriales, así como comerciales, desencadenando consecuencias que nadie desea. En medio de esta turbulencia, está claro que quien no se adapte rápido podría acabar pagando un precio demasiado alto.

Musk se convierte en blanco de burlas

La figura de Elon Musk ha estado asociada durante años a la innovación, la disrupción tecnológica y el liderazgo empresarial. Pero en pleno 2025, su imagen pública está dando un giro inesperado. Lejos de ser admirado como antes, Musk se ha convertido en el centro de bromas, críticas y memes que circulan por redes sociales y medios internacionales. 

¿Qué ha cambiado para que uno de los empresarios más influyentes del mundo ahora sea visto como un supertonto? Todo comenzó con su incursión en la política estadounidense. Tras aceptar el cargo de jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental, bajo el mandato de Donald Trump. 

El CEO de Tesla no solo asumió nuevas responsabilidades, sino también una exposición pública que no ha sabido gestionar. Su papel dentro del gobierno ha sido duramente cuestionado, especialmente por las decisiones polémicas que ha tomado, algunas de ellas con consecuencias económicas y diplomáticas.

Elon Musk

Computer Hoy

Figuras como Seth Meyers, Jimmy Kimmel y Stephen Colbert no han tardado en sumarse a la crítica, aunque en un tono más sarcástico. En sus programas nocturnos, se han burlado abiertamente de las equivocaciones del empresario, como la confusión entre millones y miles de millones en contratos públicos, o la forma en la que ha manejado el recorte de gastos en la web oficial del gobierno. 

En la calle, algunos propietarios de coches eléctricos han comenzado a colocar etiquetas anti-Musk en sus vehículos, mientras las acciones de Tesla caen y antiguos aliados, como James Murdoch, se alejan del proyecto vendiendo sus participaciones. A esto se suman los fallos técnicos en SpaceX y la decepción con su inteligencia artificial Grok 3, que no ha cumplido con las expectativas.

Aunque no sería la primera vez que Musk remonta tras una crisis de reputación, lo cierto es que este episodio está dejando una huella profunda. Convertirse en el hazmerreír mundial no es solo una cuestión de percepción: está afectando sus negocios, su credibilidad y su legado. 

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Etiquetas: Elon Musk

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