Científicos han descubierto un fenómeno aterrador en el fondo del mar de Aral: “Amenaza con destruir un océano entero”

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Lo que parecía el final de un desastre ecológico podría ser solo el comienzo de otro mucho mayor, y es que en el fondo seco del mar de Aral, un equipo internacional de científicos ha detectado un fenómeno geofísico inusual: la corteza terrestre está empezando a elevarse de forma constante.

Cabe señalar que la razón está en la desaparición de millones de toneladas de agua, así como la pérdida de presión sobre el manto terrestre, que está provocando una deformación lenta pero continua, que algunos expertos ya relacionan con un aumento de erupciones volcánicas a escala mundial. 

La corteza terrestre se está deformando 7 milímetros por año

Entre Kazajistán y Uzbekistán, esta masa de agua llegó a ocupar más de 68.000 kilómetros cuadrados en 1960. Sin embargo, las políticas de irrigación impuestas por la Unión Soviética desviaron sus ríos alimentadores, especialmente el Amu Daria y el Syr Daria. 

A partir de este momento comenzó un retroceso progresivo que culminó, en 2020, con una imagen desoladora, con el fondo seco de un mar muerto. Sin embargo, lo que no se sabía hasta ahora es que ese vacío no solo es visible desde la superficie. 

Océano

Un equipo de investigadores de la Universidad de Pekín y la Universidad de California ha demostrado que el lecho marino se eleva a razón de unos 7 milímetros anuales, como si el planeta estuviera tratando de llenar el hueco que ha dejado el agua. 

Se estima que han desaparecido más de 1.100 millones de toneladas, una presión que durante milenios había mantenido “aplastadas” las capas del manto. Los científicos lo alegan con una explicación sencilla: 

“Es como una masa de pan que sube cuando dejas de presionarla”. El paralelismo con el retroceso de los glaciares no es casual. Se trata de un fenómeno conocido como rebote isostático, pero provocado esta vez no por el clima, sino por la ingeniería humana.

¿Una amenaza global?

El geofísico Roland Burgmann, de la Universidad de California, advierte que la reconfiguración de la corteza terrestre en Asia Central podría tener efectos a largo plazo sobre el equilibrio tectónico del planeta. 

Si se alteran las presiones internas de forma repentina, como ocurre cuando un mar desaparece en pocas décadas, pueden producirse reacciones en cadena en zonas sísmicas. Ya se ha observado un repunte en las erupciones volcánicas en distintas partes del mundo, aunque establecer una relación directa es complejo, el patrón preocupa. 

Para Burgmann, lo del mar de Aral es uno de los cambios geodinámicos más importantes originados por la mano del hombre. Un fenómeno que muestra cómo las decisiones políticas y económicas pueden acabar teniendo eco incluso en el interior del planeta.

Mientras tanto, Kazajistán trata de actuar sobre lo que aún puede salvar, puesto que ha lanzado la segunda fase de un ambicioso proyecto de recuperación del Mar de Aral del Norte, que incluye la reconstrucción de la presa de Kokaral, una central hidroeléctrica y una reordenación parcial del sistema hídrico de la región.

Las previsiones apuntan a que, si todo avanza según lo previsto, el volumen de agua acumulada podría alcanzar los 27.000 millones de metros cúbicos para 2028. 

De momento, ya se han recuperado más de 3.000 kilómetros cuadrados de superficie acuática y la salinidad ha descendido lo suficiente como para permitir el regreso de una veintena de especies de peces.

Pero el desafío va más allá de las obras, puesto que la sostenibilidad del proyecto depende del comportamiento del río Syr Daria, de las inversiones externas y de la voluntad política de mantener el impulso, incluso en contextos económicos difíciles.

Los océanos del mundo son 5 ¿sabes cuál es el quinto?

Lo que está ocurriendo bajo el lecho del Mar de Aral no puede tratarse como una simple curiosidad científica. Es un reflejo directo del modo en que la actividad humana puede modificar incluso la estructura física del planeta. 

Cambiamos ríos para cultivar más algodón, vaciamos mares enteros y ahora descubrimos que ese vacío no es solo ambiental, sino tectónico.

El reto al que se enfrenta Kazajistán —recuperar el mar, ordenar la pesca, estabilizar el ecosistema— no es solo suyo. Es un recordatorio de que, cuando alteras una masa de agua que ha existido durante millones de años, también estás tocando las entrañas de la Tierra.

Porque si algo está dejando claro este fenómeno, es que el planeta reacciona. Lo hace lenta, pero implacablemente. Y lo que empezó como un error de planificación regional puede acabar afectando, de forma invisible, a toda la dinámica geológica global.

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Etiquetas: Medio Ambiente

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